Luis García Montero escucha lo último de Ayuso y desmonta su estrategia: "Le interesa alimentar el odio a Madrid"

Madrid

La llibertat és una llibreria. He recordado este verso de Joan Margarit en la Feria del Libro de Madrid, junto a una multitud de lectores madrileños que conviven, van de librería en librería y saludan a sus autores preferidos. Madrid ha sido siempre una gran ciudad, rompeolas de todas las España, afirmó Rafael Alberti, para definirla como la capital de la democracia española. Así lo he creído siempre.

Hace unos años el pujolismo independentista catalán puso de moda las ofensas a Madrid y a la lengua española. Evitó incluso la emigración latinoamericana porque le resultaban poco simpáticos los hablantes de español. Las ofensas al otro quieren fundar en el odio la propia identidad. Se trataba de una técnica para hacer ruido y tapar con desprecios las malas intenciones. España nos roba, decía un catalanismo incapaz de comprender la riqueza de su realidad bilingüe, mientras desmantelaba la sanidad pública, la educación pública, y ocultaba las tramas de su corrupción.

Ahora es la demagogia de la presidenta madrileña quien ofende al catalán, al euskera, al gallego, como si no fuesen parte de España. Mientras tanto, castiga a las universidades públicas y convierte en un negocio familiar la privatización de la sanidad. Le interesa alimentar en Cataluña el odio a Madrid, porque los que odian se retroalimentan y se ayudan entre sí al llenar con insultos y mentiras las plazas de la convivencia. La cultura en la Feria libro se parece poco a Milei o a Trump, los amigos de Ayuso. La cultura invita al respeto, porque la llibertat és una llibreria. Una forma d'amor, la llibertat.