Lo único bueno que puede decirse del mundo
Este viernes está lleno de temas de los que hablar, pero todos pringan

Ignacio Peyró: "Lo único bueno que puede decirse del mundo"
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¿Qué queremos? ¿Cerdán contando billetes y haciendo fajos para repartirlos con sus colegas? ¿O Koldo y Ábalos de cháchara en una barra de whiskería, con un guion que hubiese abochornado a los creadores de Narcos?
Tal vez podemos hablar de los presuntos empresarios que piden mordidas y de los empresones, conocidos por todos, que las pagan. O de esa inmundicia al cuadrado por la cual el “y tú más” es, en nuestro país, un argumento perfectamente creíble y defendible al tratar de corrupción.
Hay temas que tienen su vertiente tragicómica, como la espantá de Yolanda Díaz para que no la vean con Sánchez en las horas más bajas del presidente. O la espantá de varios partidos de Sumar para que no los vean con Yolanda Díaz en las horas más bajas de la vicepresidenta.
Otros temas no pringan, sino que aterran, y de tragicómicos solo tienen lo trágico: quién iba a decirnos que, en estas vidas nuestras, veríamos bombazos directos entre Irán e Israel. O que la OTAN nos iba a dar orden de armarnos hasta los dientes, con la consideración implícita de que “lo vais a necesitar”.
Así las cosas, iba a hablarles de que a Rafa Nadal le han hecho marqués, pero he visto el panorama y me he enfurruñado. De modo que me limito a desearles un buen fin de semana porque lo único bueno que puede decirse hoy del mundo es que es viernes.




