Hizo dieciocho obras en Broadway, todas fueron un fracaso y aun así cambió para siempre la comedia
La historia de un actor que convirtió los tropiezos en aprendizaje y dejó una huella imborrable en el cine y el teatro

Hizo dieciocho obras en Broadway, todas fueron un fracaso y aún así cambió para siempre la comedia
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Walter Matthau descubrió su vocación casi por casualidad, siendo apenas un adolescente. Su primer contacto con el teatro fue en un pequeño escenario hebreo de Nueva York, donde comenzó vendiendo refrescos y terminó participando en pequeñas escenas. Aquel entorno lo marcó profundamente, y aunque empezó estudiando periodismo en la Universidad de Columbia, pronto abandonó esa vía para dedicarse por completo al arte dramático.
Se formó como actor en una escuela donde coincidió con futuros grandes nombres del cine, y en 1948 debutó en Broadway. Durante sus primeros años, participó en dieciocho obras, la mayoría de ellas fracasos comerciales. Sin embargo, esa etapa fue clave para su aprendizaje, ya que cada nuevo papel le permitía explorar registros distintos y perfeccionar su técnica. Esa constancia lo convirtió en uno de los actores más solicitados del teatro neoyorquino.
Del teatro neoyorquino al cine de Hollywood
Su salto al cine llegó en 1955 de la mano de Burt Lancaster, que lo eligió para un western. En sus primeras películas fue encasillado como villano, gracias a su físico peculiar y su capacidad para interpretar personajes oscuros. Alternó durante años el cine con la televisión y el teatro, sin perder nunca su vínculo con las tablas. Para él, Hollywood era un medio para ganar dinero y seguir actuando en lo que realmente amaba, el teatro.
La gran oportunidad llegó en 1966, cuando Billy Wilder lo eligió para protagonizar En bandeja de plata junto a Jack Lemmon. La química entre ambos fue inmediata y dio lugar a una de las parejas más memorables del cine. A partir de ahí, Matthau se consolidó como un maestro de la comedia, con un estilo seco, irónico y profundamente humano.
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Walter Matthau, Pilotos de carreras, ‘La ingenua explosiva’
A lo largo de su carrera, Matthau demostró que el fracaso no es un obstáculo, sino una etapa necesaria para crecer. Su talento, su versatilidad y su capacidad para conectar con el público lo convirtieron en una figura imprescindible del cine del siglo XX. Cambió para siempre la forma de hacer comedia, demostrando que incluso desde los márgenes del éxito inicial, se puede dejar una huella imborrable.