¿Reavivan la carrera armamentística las pruebas con armas nucleares?
Trump anuncia que, tras 30 años de parón, reanudará las pruebas con armas atómicas. Unos test que han causado gravísimos daños al planeta y cuyas consecuencias seguimos sufriendo hoy

Madrid
El presidente norteamericano ha anunciado que en breve reanudará las pruebas con armas nucleares, provocando una hecatombe a nivel político mundial. ¿Por qué lo hace? Viendo el modus operandi del presidente, lo más probable es que lo haga porque otros países también lo hacen, pero sobre todo para mostrar que las armas norteamericanas son mejores, más modernas y más efectivas.
Vladimir Putin sacaba pecho hace apenas dos semanas con las pruebas de uno de sus misiles supersónicos, el "Bourevestnik", un arma de propulsión nuclear con "alcance ilimitado", que dijo iba a dejar con la boca abierta al mundo. Un ensayo considerado "inapropiado" por Donald Trump. Sin embargo, el misil no era una prueba de un arma nuclear, sino simplemente un misil de largo alcance. Si Rusia ha hecho pruebas con armas atómicas, no lo ha contado. Sus ejercicios han sido con armas convencionales de gran desarrollo y alcance, aunque pueden ser equipadas con ojivas nucleares para convertirlas en más mortíferas.
"Tenemos más armas nucleares que nadie. Dejamos de probarlas hace muchos años, pero como otros países lo hacen, creo que es apropiado que nosotros también lo hagamos", declaró Donald Trump el miércoles pasado ante la prensa, antes de su encuentro con el presidente chino, Xi Jinping. Visiblemente picado por los recientes anuncios de Moscú sobre sus armas nucleares, el magnate republicano parece querer demostrar que los estadounidenses están decididos a igualar a sus rivales.
Estados Unidos, que no realiza pruebas nucleares desde 1992, es firmante desde hace casi 30 años del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE), uno de los tres grandes tratados universales de desarme nuclear. Pieter D. Wezeman, uno de los principales investigadores del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) y experto en armamento nuclear y Estados Unidos, explicaba: "La era de la reducción del número de armas nucleares en el mundo, vigente desde el fin de la Guerra Fría, está llegando a su fin. En su lugar, vemos una clara tendencia al aumento de los arsenales, al endurecimiento del discurso nuclear y al abandono de los acuerdos de control de armas".
El último ensayo nuclear conocido en el mundo data de 2017, cuando Corea del Norte realizó una serie de pruebas nucleares y balísticas, lo que llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a imponerle sanciones.
En el caso de Estados Unidos, sus últimos ensayos se realizaron en 1992, de forma subterránea en Nevada. Según la ONU, el país efectuó 1.032 ensayos entre 1945 y 1992 (comparados con 715 de la antigua URSS, 210 de Francia, 45 del Reino Unido y 45 de China).
El Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares se presentó en 1996. Aunque Estados Unidos lo firmó, nunca lo ratificó. El pacto prohíbe toda explosión experimental de armas nucleares o de cualquier otro tipo, en cualquier ambiente terrestre.
Solo nueve países tienen armas nucleares en el mundo: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, China, Francia, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte.
El daño medioambiental de las pruebas nucleares
Cada prueba con armas nucleares provoca daños evidentes en el entorno, esparciendo nubes radioactivas cuyas secuelas duran años. De acuerdo con un estudio de 2015 sobre el impacto de acciones militares en el medio ambiente, las explosiones nucleares representan una amenaza extrema para la biodiversidad local. La energía masiva liberada en la detonación mata a cualquier organismo cerca del epicentro. Incluso a varios kilómetros de distancia, las altas temperaturas han causado quemaduras letales a seres humanos, por lo que se cree que una explosión tendría el mismo efecto sobre los animales. Además, la presión daña los pulmones y provoca hemorragias.
Aquellos animales que no mueren inmediatamente probablemente fallecerán como consecuencia de infecciones pocos días o semanas después del lanzamiento, según el estudio de 2015.
Los ensayos nucleares en Alaska y en la Polinesia Francesa, a finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo XX, fueron asociados con la muerte masiva de peces. Se cree que las ondas de presión rompieron sus vejigas natatorias, que están llenas de gas.
Como consecuencia de las pruebas nucleares estadounidenses durante la Guerra Fría, islas enteras en el Pacífico fueron incineradas. Según un estudio de 2019, algunas de las áreas afectadas tenían niveles de radiación mil veces mayores que los registrados en Chernóbil y Fukushima.

Victoria García
En la SER, desde hace casi tres décadas, con algunas ausencias. Antes en Antena3 Radio y TV. Trabajé...




