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SER Historia: 'El hombre teme al tiempo, pero el tiempo teme a las Pirámides'. Proverbio árabe

La gran Pirámide, construida por el faraón Khufu (Keops), hacia el 2550 a. C., es el monumento más atractivo de la meseta de Gizeh. Originalmente alcanzaba los 146,59 metros de altura y sus lados llegaban a los 230,37 metros de longitud

'Panorámica de las tres pirámides de la meseta de Gizeh'

El paso del tiempo ha hecho que al día de hoy la Gran Pirámide solamente tenga 138,75 metros de altura, y que en algunas de sus caras falten varios metros de bloques

'Interior de la Cámara del Rey con el sarcófago en el centro'

SER Historia: Especial Egipto (29/04/2012)

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Sobre su vértice hoy puede verse un enorme pararrayos metálico. La inclinación de sus caras, según sabemos por algunos bloques del revestimiento que todavía se conservan en buenas condiciones en el lado norte, era de 52 grados. Con todo, es un monumento grandioso y, como dice un proverbio árabe: "El hombre teme al tiempo, pero el tiempo teme a las pirámides".

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Para que nos hagamos una idea de lo que este monumento significó en la Antigüedad, tenía la misma altura que la moderna Torre Picasso de Madrid, y en su interior, si fuera hueca, cabrían de forma holgada la catedral de San Pablo de Londres o la de San Pedro en el Vaticano. Se calcula que posee casi 2.300.000 bloques de piedra, cuyo peso oscila entre las 2,5 toneladas de los sillares convencionales de caliza y las 40 toneladas de las losas de granito rojo de Aswan que protegen la llamada Cámara del Rey; es decir, un total de 6 millones de toneladas. Su volumen se estima en 2,5 millones de metros cúbicos de piedra, repartidos en casi 210 hileras. La altura media de cada bloque es de 50 centímetros aunque hay algunos que superan los 1,5 metros. Si con sus bloques fabricáramos una muralla de 2 metros de altura, cubriría con creces una distancia de 1.600 kilómetros, o lo que es lo mismo, la distancia en línea recta entre Madrid y Viena.

Su construcción sigue siendo un enigma. Se ha propuesto la posibilidad de que se utilicen rampas o palancas para la elevación de los pesados bloques de piedra. Sin embargo, la arqueología experimental todavía no ha conseguido dar con la clave del proceso de construcción y, hoy por hoy, solamente podemos decir cómo no se construyó.

Ascendiendo por la cara norte nos encontramos la entrada moderna al monumento, excavada por el califa Al Mamun en el año 820 de nuestra era.

La entrada da acceso a un túnel artificial que desemboca en el canal ascendente cuya altura no supera los 1,2 metros de altura. Agachado a lo largo de casi 40 metros de ascensión por un entarimado de madera, llegaremos a la Gran Galería, sin duda el lugar más impresionante de toda la pirámide. Mide 46 metros de longitud, por 2,92 de ancho. Su altura máxima es de 8,7 metros y está cubierta con una bóveda en saledizo de siete hiladas.

Pasada la Cámara de los Rastrillos que hay al final de la Gran Galería, entraremos en la Cámara del Rey. Tiene unas dimensiones exactas de 10 por 20 codos egipcios, es decir, 5,24 por 10,48 metros (un codo es igual a 0,524 metros). Toda ella está cubierta por enormes losas de granito rojo procedente de las canteras de Aswan, al sur del país. Sobre las paredes norte y sur existen dos pequeños orificios de 20 por 20 centímetros que tienen salida al exterior de la pirámide y cuya función bien pudo estar vinculada a los rituales de enterramiento y ascensión del alma del faraón.

En su extremo oeste se conserva uno de los objetos arqueológicos más prodigiosos: los restos de un sarcófago también de granito rojo. Su colocación en el interior de la sala se llevó a cabo durante la construcción, detalle que se deduce de sus medidas: son superiores a las de la puerta de entrada a la habitación.

Hay más cámaras en la Gran Pirámide, por encima de la Cámara de Rey podemos ver las mal llamadas Cámaras de Descarga; más abajo está la denominada Cámara de la Reina y, por debajo del nivel del suelo de la meseta, se encuentra la conocida como Cámara Subterránea.

 
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