
Dos socios en las antípodas ideológicas

Pepa Bueno, durante la presentación de la nueva temporada de Cadena SER, en la que dirigirá - junto a Gemma Nierga - 'Hoy por Hoy' / CADENA SER
Este jueves comienza en Cataluña la sesión de investidura, que salvo sorpresas, acabará el viernes convirtiendo a Artur Mas en president de la Generalitat. El pacto entre CiU y ERC garantiza a los nacionalistas arrancar una legislatura que, a priori y en términos estrictamente de gestión, se adivina llena de dificultades.
Mas estará en manos de un socio que lo apoya pero no gobierna, no asumirá ese desgaste, y al que de antemano ha tenido que atender en todos sus requerimientos para garantizarse sus votos. No es, desde luego, una buena posición de partida para gestionar la peor crisis económica de la democracia.
Dos socios que están, además, en las antípodas ideológicas y que tropezarán una y mil veces en la administración de la miseria a la que nos tiene abocados la doctrina oficial, en España y en Europa, empeñada en no combinar la austeridad con políticas que estimulen el crecimiento. Una tensión política que repercutirá, sin duda, en la economía y, por tanto, en la vida real de los catalanes, enfrentados al mismo paro, los mismos recortes y la misma angustia que el resto de los españoles.
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¿Qué les une? ¿Qué une a CIU y ERC? ¿En qué coinciden? En la disputa por el liderazgo del ansia de independencia o el Estado propio o la reconsideración de su relación con España o como queramos llamarlo, que ha crecido incuestionablemente en la sociedad catalana. Un territorio lleno de matices no obstante, sobre el objetivo último y sobre las formas para llegar a él.
CiU, que abrió la caja de Pandora, parece incapaz ahora de controlar el viento. Y su fuerza amenaza incluso la relación histórica entre los convergentes y Unió Democrática con un Durán i Lleida evidentemente incómodo con tener fijada ya para 2014 una incierta consulta soberanista.
Así comienza la X Legislatura en Cataluña. Las urnas, la democracia alumbraron este resultado, pero la aritmética parlamentaria no exime a los gobernantes de hacer política desde la responsabilidad y con el objetivo último de garantizar una vida mejor para sus ciudadanos.
Pepa Bueno: "La aritmética parlamentaria no exime a los gobernantes de hacer política desde la responsabilidad"
