
La columna de Almudena Grandes: "Monopoly"
Cada semana la escritora Almudena Grandes nos obliga a pensar. Viernes, 20 de septiembre

Cada viernes nos acompañará la escritora Almudena Grandes / JAVIER JIMÉNEZ BAS
Era nuestro juego favorito, pero nunca lográbamos acabar una partida. Mi hermano Manuel, que siempre se pedía la banca, lo anunciaba cuando sus calles estaban ya repletas de hoteles. No te puedo pagar aunque pases por la salida, porque no queda dinero... Así nos dábamos cuenta de que había vuelto a hacer trampas, y el tablero saltaba por los aires.
Hace unos días, 'El País' publicó un reportaje que me devolvió a aquellas tardes de Monopoly. Inversores y especuladores de todo el mundo se han instalado en España para recoger el fruto de la crisis inmobiliaria, y comprar a precio de saldo esos pisos baratos del extrarradio de las ciudades que los bancos no consiguen vender. Un financiero consultado por el diario reconocía que no existe explicación para este fenómeno. Es ridículo, remataba antes de pedir que no se publicara su nombre.
A mí se me ocurrieron muchos más adjetivos, pero no me he decidido por ninguno. La explicación más obvia, nos han arruinado para comprar nuestro país por dos duros, se estrella contra una pregunta sin respuesta. ¿A quién piensan venderle estos señores todos esos pisos que están comprando? No creo que a los millonarios rusos les apetezca vivir en Móstoles, pero hay una cosa que sé con certeza. Ni ustedes ni yo vamos a cobrar un céntimo por pasar por la salida. Y no porque no haya dinero, sino porque en esta partida ni siquiera jugamos. Solamente somos las fichas de plástico.
¿Hasta cuándo?
