¿Hospitales o televisiones?

Hasta donde sabemos, la sentencia que declara nulo el ERE de la RTVV no obliga a cerrar ninguna escuela u hospital. Solo dice que el expediente se hizo fatal. Por eso llama la atención que Alberto Fabra, en vez de destituir a algún responsable político del desaguisado, haya argumentado que entre cerrar un hospital o una televisión no tiene duda.

Y sorprende más en una comunidad que no se planteó disyuntiva tan profunda cuando se construyó un aeropuerto inútil, un circuito de Fórmula 1 innecesario, un parque de atracciones prescindible o cuando gastó una millonada en sonorizar al Papa, entre otras. Dice Fabra que la televisión es insostenible. Lo es. Pero por la gestión de los políticos y de algunos profesionales en nómina, no por el trabajo de la inmensa mayoría de los trabajadores que ahora quedarán en la calle. También son irresponsables los ciudadanos, que pagarán la factura de esta ruina.

Deberían tener cuidado algunos políticos con sus palabras, porque ante dilemas tan primitivos, dado que en agosto, con los parlamentos cerrados y los gobiernos de vacaciones, el país funciona, quizás un día los ciudadanos se planteen que entre ellos y un hospital y una escuela, tampoco hay dudas.