¿Nunca mais?

Fue hace quince años, en plena alarma por el accidente de la balsa de Aznalcóllar, cuando Manuel Chaves, por aquel entonces presidente de la Junta de Andalucía, soltó aquella frase lapidaria de "el que contamina, paga".

Sinceramente, deseamos que Chaves haya tenido mejores dotes premonitorias para otros asuntos porque en este, desde luego, no acertó. Porque la empresa Boliden, autora del vertido que devastó más de cuatro mil hectáreas, no ha pagado todavía ni un euro.

Y esta historia nos ha venido hoy a la cabeza, ha sido como un flash... cuando hemos conocido la sentencia del "Prestige". La verdad es que no sabemos si va primero la indignación o la perplejidad, seguramente una mezcla de ambas cosas, pero esa sentencia ha caído hoy como un auténtico mazazo. Porque once años después de una de las peores catástrofes ecológicas de la historia, la justicia responde, por fin, a la pregunta del millón: ¿quién o quiénes fueron los responsables? Y resulta que la respuesta es... nadie.

Nadie porque la leve condena al capitán por negarse a remolcar el buque no vale, la podemos archivar casi a título de inventario. Y los 22 millones que tendrá que pagar el armador, vamos la aseguradora, frente a los 4.400 que reclamaba la fiscalía quedan a tanta distancia que no admiten la más mínima comparación.

Moraleja uno: sale muy barato cargarse el medio ambiente, baratísimo. Y moraleja dos: a veces se te queda una cara de gilipollas que no dan ganas de mirarse al espejo.