'Perdiendo el Norte', costumbrismo del siglo XXI

Madrid

Las estadísticas difieren, pero se calcula que cerca de 700.000 mil españoles se han ido de España desde que comenzó la crisis hasta hoy. La mayoría son jóvenes y un gran porcentaje de ellos eligió Alemania como destino de su nueva vida. Muchos de esos expatriados son espectadores que la taquilla española ha perdido. Sin embargo, a ellos y a sus familiares y amigos, que también sufren su migración, va dirigida la nueva cinta de Nacho García Velilla, Perdiendo el norte.

El cine español ya tocó, aunque de pasada, este tema en la magnífica 10.000km, donde Carlos Marqués-Marcet relataba el amor a distancia de una de esas parejas separadas porque el trabajo solo sale en el extranjero. En su incursión literaria, Venirse arriba, los guionistas Borja Cobeaga y Diego San José, tiraron de tópicos para contarnos la historia de un padre en paro que se va a vivir del Erasmus de su hijo.

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Ahora es Nacho García Velilla, director de títulos como Que se mueran los feos y responsable de series de tanto éxito como 7 Vidas o Aída, quien se acerca de lleno a la fuga de cerebros. El planteamiento de Velilla es inteligente, hacer una comedia romántica de enredos con un reparto coral compuesto de caras conocidas de la televisión y el cine que pertenezcan a distintas generaciones. De ahí Carmen Machi o Javier Cámara, José Sacristán, Malena Alterio, Blanca Suárez y Jon González y Julián López con su bata de científico mal pagado. 

Con una luz que ya quisiera Berlín y un predominio de los colores cálidos, Perdiendo el norte es la película menos televisiva de Velilla que refleja la dureza de los minijobs, de un idioma difícil de dominar y de trabajos poco apetecibles para estos estudiantes con carrera y máster. Es cierto que hay gracias que se adivinan antes de que se digan y que el guion podría haber sido mucho más incisivo, pero, aún así, estamos ante una comedia que se atreve a señalar las grandes lacras a las que se enfrenta este país: la huida de sus jóvenes, los trabajos precarios y hasta los desahucios.

Velilla saca el colmillo en el retrato de ese matrimonio de clase media que aspira a dejar de serlo, hay colmillo también en ese enfrentamiento entre los personajes jóvenes y el de José Sacristán, que representa a esa generación de españoles que salió del país en los sesenta huyendo de la miseria y la dictadura. Perdiendo el norte es el Vente a Alemania Pepe (1971) de nuestro tiempo, pero con más compromiso.