Dolores: "He robado y pedido préstamos para saciar mi adicción a las compras"

Madrid

La sociedad del consumo en la que estamos inmersos ha provocado que cinco de cada 100 europeos presenten una enfermedad asociada a las compras. Hablamos de la oniomanía, conocida popularmente como compradores compulsivos. Una conducta que, según recoge el Instituto Europeo Interregional de Consumo en el Informe europeo sobre problemas relacionados con la adicción al consumo, se manifiesta de forma prácticamente similar en hombres y mujeres. 

Dolores vivía en un pueblo y, al mudarse a la ciudad hace 18 años, comenzó a cambiar su relación con el dinero y el consumo. "Me volví una persona materialista y que tenía obsesión con la propiedad. Me obsesioné con la compra de libros y plantas" afirma. Se gastaba su sueldo, pidió dinero, solicitó préstamos y llegó a robar para saciar su ansiedad.

Lola Gómez es psicóloga conductual en Amalajer, una asociación malagueña que se dedica al tratamiento de las adicciones asociadas a la tecnología, las compras y la ludopatía. En el caso de la oniomanía, la solución pasa por reeducar la conducta de la persona adicta. Dejar de comprar de forma inmediata, retirar las tarjetas de crédito y el efectivo al afectado y prohibir la entrada a los centros comerciales.