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SOFÁ SONORO | RYAN BINGHAM

Del infierno se sale cantando

Ryan Bingham, que ganó un Oscar en 2010, deja atrás los problemas de su vida con la edición de un disco tan acertado como terapéutico

El músico estadounidense Ryan Bingham en una foto promocional

La maldita vida puede ser cruel, una sucesión de golpes contra los que hay que defenderse y seguir adelante, sin mirar atrás, sin dejar de perseguir los sueños, las metas. La de Ryan Bingham era sencilla, escapar de unos padres alcohólicos que vivían pegados a la botella de casa en casa y de ciudad en ciudad. “Eran buena gente, pero la vida les atrapó y no supieron escapar de la bebida y la depresión”, explica el músico en una entrevista con Rolling Stone. Bingham salió de casa siendo un niño y buscó su propio camino con el que ganarse la vida. Primero lo intento con el rodeo, un mundo de tipos duros, pendencieros y desarraigados que viven en la América rural alejados de los tiempos que nos toca vivir. Era bueno, pero aquello no le hacía feliz del todo.

fechas de la gira

- 1 de octubre en Madrid, Sala El Sol - 2 de octubre en Bilbao, Kafé Antzokia - 3 de octubre en Barcelona, Sala Bikini

Entre competiciones, viajes y entrenamientos, Bingham se aferró a la guitarra como consuelo, como válvula de escape. Según pasaban los años, la vida de músico fue ganando terreno a la de los rodeos. Empezó a componer. La intención era más terapéutica que otra cosa. Sacar los demonios, ordenar las ideas, expresar emociones escondidas. Poco a poco, sus canciones fueron calando. La música se había convertido en una opción vital, en una forma de entender su mundo, su ser. Debutó profesionalmente en 2007 con un buen disco en un buen sello, un camino largo que tuvo su momento de gloria en 2010 cuando ganó el Oscar y el Globo de Oro con la canción que compuso junto a T-Bone Burnett para la banda sonora de 'Crazy Heart', la película interpretada por Jeff Bridges.

El viaje de Bingham siguió, a pesar del éxito, siendo agitado hasta que encontró a su pareja. Sus demonios y su pasado seguían presentes. Las canciones seguían siendo esa válvula de escape. Temas sobre sus vivencias, sus dolores e inquietudes que a través de su voz rota encontraban a un público al que ofrecían consuelo. Una carrera constante y en continua evolución que muestra la capacidad de Bingham para ofrecer una música tan personal como sincera.

Todo ese largo y accidentado camino ha llevado al músico hasta el 2015, a la edición de 'Fear and saturday night', probablemente su mejor álbum hasta la fecha. En su nuevo disco, Bingham muestra todo lo que le ha llevado hasta aquí, su ternura, la cruda exposición de sus debilidades. En 'Nobody knows my trouble', el tema que abre el disco, Bingham se confiesa sin miedo. "Llevo corriendo desde niño y nadie, salvo mi chica, conoce mis problemas". Sin embargo, la música de este chico de un pueblo de Nuevo México no suena cursi ni cansina, suena como el relato de un tipo viajado que recuerda los golpes de la vida como el que recuerda estaciones de tren, gasolineras en largos viajes. Con nueva banda, y tras una etapa complicada, Ryan se escapó del mundo, alquiló una caravana y buscó un bosque en el que perderse. Se exilió del mundo buscando un silencio que ordenase sus emociones. El resultado de ese viaje vital, de esa soledad, es una colección de canciones que reflexionan sobre la paternidad, la madurez, las relaciones. Una expiación de los errores, una forma de redención a través de la música. Una música que le ha llevado por medio mundo y a compartir escenario con Wilco o Bob Dylan pero que para él, más allá de una forma de ganarse la vida es una forma de poder sobrellevarla.

Del infierno se sale cantando

El nuevo trabajo de Bingham le eleva a una nueva dimensión y le coloca entre los mejores compositores de su generación. Aunque haya llegado hasta aquí a base de golpes, el camino ha merecido la pena. Su obra adquiere una nueva dimensión con composiciones como la emotiva ‘Snow falls in june’ o la intensa ‘Broken heart tattoos’. Un viaje musical por las emociones de un joven curtido por el desastre que ha sabido convertir sus miedos y sus debilidades en su forma de ganarse la vida, en un modo para sobrevivir. Ahora Bingham viaja junto a su mujer, su hijo y su perro y ve la vida desde otro punto de vista, desde uno más feliz. Atrás queda ‘Tomorrowland’, el disco en el que volcó el dolor por la muerte de su madre y el suicidio de su padre. Tras aquello, Bingham tocó fondo y buscó ayuda. “Pensé que a pesar de cavar y cavar en el hoyo seguía sin encontrar el fondo y busqué ayuda profesional”, confesaba a Rolling Stone.

La redención ha llegado de la única forma que tiene este chico de afrontar las cosas, escribiendo. Su nuevo disco es un paso en su recuperación, en la superación de sus dolores y es un consuelo para quienes lo escuchen.

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