
A Jean Claude Juncker
Presidente de la Comisión Europea
Señor Presidente de la Comisión Europea, su discurso en el Europarlamento de Estrasburgo sobre el Estado de la Unión y el debate subsiguiente es la ocasión de rehabilitar ese proyecto sugestivo de vida en común, devolverle vigor y atractivo, recuperando los valores fundacionales del Tratado de Roma de 1957, afinando sus singularidades que lo hacían admirable por su base solidaria frente al modelo japonés o americano sin otro motor que el lucro y por su compromiso con las libertades contagiosas. Porque Europa o difunde derechos y prosperidades o importará esclavitudes y pobreza.
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