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Veteranos contra las novatadas

Los colegiales del CMU Chaminade desactivaron las novatadas como vía de integración en 1983. Fue entonces el primer colegio mayor de España y, aún hoy, es el único en el que son los propios estudiantes quienes trabajan en su erradicación

Los veteranos del Chaminade organizan jornadas de integración, incluso una fiesta, para recibir a los nuevos colegiales

Madrid

“Estamos en el año 2016. Todos los universitarios están ocupados con las novatadas… ¿Todos? ¡No! Un colegio mayor poblado de irreductibles estudiantes resiste todavía y siempre al veterano…”. Si está imaginando el inicio de los álbumes de Astérix, verá el mapa invasor y el único punto libre de romanos. A día de hoy, este panorama persiste en el Colegio Mayor Universitario Chaminade de la madrileña Ciudad Universitaria.

El Chami, como se conoce popularmente a este centro, erradicó voluntariamente las novatadas hace más de 30 años. Claro que estaban prohibidas desde su fundación (en 1966, este año celebra su 50 aniversario). De hecho, siempre estuvieron prohibidas por rectorados y fundaciones en el resto de colegios mayores y residencias de estudiantes, de España y del extranjero, pero se permitían, se consentían o se hacía la vista gorda. Pero el Chami marcó la diferencia porque fueron los propios colegiales los que decidieron desactivarlas.

El espíritu de la Transición

En la erradicación de las novatadas en el Chami fue decisiva la Transición. La irrupción de la democracia entre los colegiales estaba calando en el funcionamiento interno el centro. El auge de asambleas para debatir y votar decisiones, como la libertad de horarios o el acceso de visitas a las habitaciones, generó un proceso más amplio en defensa de las libertades que chocó de lleno con los colegiales veteranos partidarios de las novatadas.

Logo de la Asociación contra las Novatadas y el Maltrato entre Universitarios

CÓDIGO PENAL

Según el artículo 15 de la Constitución, “todo el mundo tiene derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes”. En consecuencia, el Tribunal Supremo dictaminó en una sentencia de abril de 2003 que puede considerarse delito "la realización de novatadas", así como las conductas que puedan producir "sentimientos de terror, de angustia y de inferioridad susceptibles de humillarles, de envilecerles y de quebrantar, en su caso, su resistencia física y moral", en referencia al artículo 173.1 del Código Penal. Sobre la responsabilidad de los colegios mayores y las residencias de estudiantes, desde el punto de vista jurídico también se puede aplicar el estándar de conducta exigible en la supervisión; es decir, el deber de vigilancia o culpa in vigilando, término que generalmente se aplica al compromiso que toda empresa debe tener sobre sus empleados o trabajadores. Estudiantes, en este caso.

En 1983, los colegiales del Chaminade convocaron y celebraron una serie de asambleas para exponer argumentos a favor y en contra de suprimir las novatadas. Sus detractores presentaron una batería de potentes argumentos basados en principios fundamentales: la libertad, la igualdad, la erradicación de la violencia… Por su parte, los defensores de las novatadas las desdramatizaron, exponiendo que había una coexistencia entre ellas y las bromas pesadas. La asamblea colegial votó a favor de mantener las novatadas. Sí, a favor, contra pronóstico.

Pero el debate y la votación habían marcado un antes y un después en la dinámica colegial que perdura hasta hoy. Al inicio del curso siguiente aquellos viejos novatos, entonces nuevos veteranos, quienes habían defendido hasta la saciedad la eliminación de las novatadas… simplemente, no las hicieron. Parecía imposible novatear a nadie después de todo lo expuesto. Cuando una generación dejó de hacerlo, ya no hubo más.

Tolerancia cero

La costumbre se convirtió en norma y recogió el guante el Aula de Derechos Humanos del Chaminade. Desplegó entonces una campaña de concienciación que se presentó públicamente en el Centro Cultural de la Villa y llegó a implicar, entre otros, a la Asociación Pro Derechos Humanos y al Rectorado de la Universidad Complutense, que también terminó prohibiéndolas ese mismo año.

De las campañas desarrolladas desde entonces por el Aula de DDHH, destaca la creación de la Oficina Antinovatadas en 1994, que funciona a pleno rendimiento cada arranque de curso, con turnos de colegiales para cubrir las 24 horas para recoger denuncias de estudiantes de otros centros, con el compromiso de ofrecerles cobertura jurídica.

La línea que separa la broma de la vejación no es delgada. Es fundamental que las víctimas no lo duden y denuncien para que este tipo de maltrato acabe en los tribunales. Porque un colegio mayor no es una ciudad sin ley.

Cartel informativo de la campaña #NOvatadas

 
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