Fernando Schwartz o el arte de la diplomacia

Madrid

Mucho se habla de la vida de los diplomáticos, de sus exóticos destinos o de las recepciones de gala en las embajadas, pero poco conocemos los entresijos de su trabajo o los secretos de Estado que esconden. Fernando Schwartz, (Ginebra, 1937), fue embajador de España en Kuwait y en los Países Bajos. En 1988 dejó la diplomacia para dedicarse al mundo de la comunicación pero, con el tiempo, decidió huir de los infortunios del periodismo y las relaciones internacionales para dedicarse a su verdadera pasión, la escritura. “Los diplomáticos han perdido lustre. Muchas de las tareas que desempeñan ya no son necesarias”.

Gran conversador, Schwartz se sirve de cientos de anécdotas personales para explicarnos qué cualidades debe tener un buen diplomático: “La trastienda de la diplomacia da para escribir muchos libros de ficción.” Muchas de esas historias están recogidas en su libro Educación y descanso. Las anécdotas de la diplomacia (Planeta). “El embajador es una persona bastante odiada. Suele ser una figura que se deja ver poco y no despierta muchas simpatías entre sus subalternos. Luego está la pléyade de cargos intermedios que se encargan de diferentes cosas tan protocolarias como innecesarias y que no desean otra cosa que subir en el escalafón”.

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En 1988 se retiró del servicio diplomático “porque se aburría mucho” y se integró en el consejo editorial de El País. Durante los siete años siguientes fue editorialista de ese diario y, más tarde, director de Comunicación del grupo multimedia PRISA. De ahí dio el salto a la televisión por casualidad: “Buscaban a un presentador vejete para un nuevo programa y, aunque les dije que aquello podía ser un fracaso, la cosa fue tomando forma poco a poco”. El 4 de abril de 1995 nació el que, en poco tiempo, se convirtió en un programa de vanguardia: Lo + Plus, un espacio de entrevistas importado de Francia con dos presentadores: Fernando Schwartz (el vejete) y Máximo Pradera (el inmaduro e impertinente). Lo + Plus supuso una manera diferente de hacer televisión, un espacio que marcó una época y fue estandarte de un canal que quiso ser diferente.

Pero la televisión tampoco pudo retenerle. Nueve años después Schwartz emprendía de nuevo la huida para dedicarse definitivamente a su gran pasión, la escritura. Su último libro, “Héroes de días atrás” (Espasa, 2016) es un homenaje a los soldados de La Nueve, los españoles que liberaron París en la II Guerra Mundial. Unas páginas que rompen un silencio de 70 años como pocas obras han podido hacer.