Y Rajoy, en su sofá. Tan tranquilo

Ese autobús que un juez con buen criterio ha mandado parar, portador de mentiras homófobas, estaba fletado por Hazte Oír, una organización ultracatólica que lleva muchos años clamando en el desierto por tiempos que felizmente ya pasaron. Han perdido todas las guerras que han iniciado, desde el divorcio al aborto.

Ni que decir tiene que están en su derecho, reconocido por la Constitución, de defender cuánta causa retrógrada y tridentina se les ocurra. Pero no, claro, a base de mentiras y desprecio a los diferentes. Lo curioso es que hubo un ministro del PP que hace apenas cuatro años tuvo la gentileza de regalarles la consideración oficial de “utilidad pública”, con las ventajas fiscales que acarrea. El mismo ministro, Jorge Fernández-Díaz, que con un equipo hecho a su imagen y semejanza, amparaba y pagaba a la llamada policía patriótica para elaborar informes falsos contra contrincantes políticos, que daba correa a personajes como el comisario Villarejo o que impuso aquellas medallas esperpénticas a cualquier Virgen que se le apareciera, desde la del Pilar a la de los Dolores de Archidona.

Pero ocurre que tal personaje no llegó caído del cielo, aunque lo pareciera. El único responsable de su nombramiento fue Mariano Rajoy, el presidente que aún hoy rige nuestros destinos patrios. Y ahí seguirá, tan telendo, mientras la oposición, o tal se llama, le regale tiempo y espacio.