La desgraciada muerte de Claudio Guerín

Madrid

Claudio Guerin Hill estaba considerado en 1973 como una de los directores más prometedores del cine español. Era compañero de generación de Antonio Drove, Víctor Erice, Manuel Gutiérrez Aragón o Pilar Miró con la que tuvo una relación sentimental. Los inicios de su carrera fueron en Televisión Española donde dirigió adaptaciones de obras de Shakespeare para “Estudio 1” y en 1968 Elías Querejeta le escogió para dirigir uno de los episodios de la película “Los desafíos”. Su primera película en solitario fue “La casa de las palomas”, protagonizada por Ornella Muti y Lucía Bosé, un film que tuvo un considerable éxito comercial y que le sirvió para sacar adelante un proyecto más personal titulado “La campana del infierno”.

“La campana del infierno” era una coproducción franco española y el guion estaba escrito por el novelista y dramaturgo Santiago Moncada. Contaba la historia de una venganza. Un joven que sale de un hospital psiquiátrico donde fue encerrado por su tía que pretendía inhabilitarle para quedarse con el dinero de su herencia.

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La película se rodó en distintas localidades gallegas, sobre todo en el pueblo de Noia. Una de las localizaciones más importantes iba a ser la iglesia de San Martiño, un curioso templo gótico consagrado en 1434. La parte frontal de este tempo debía rematarse con dos torreones que albergarían los campanarios, pero por motivos que se desconocen una de las torres quedó inacabada. Hay una leyenda local que dice que el que intente terminar esa segunda torre tendrá un final trágico. Se cuenta que eso le ocurrió al maestro cantero que la construía en su tiempo y que murió al caer desde ella y algo parecido le pasó desgraciadamente a Claudio Guerín.

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Claudio Guerín quiso terminar, aunque solo fuera con cartón piedra, esa segunda torre para que en la película apareciera la iglesia con sus dos campanarios. La película estaba prácticamente terminada. Solo faltaba rodar una escena. Guerín, al parecer, quería emplazar allí la cámara para rodar una toma bastante compleja. Había un pequeño pasadizo con unos quitamiedos. Guerín quiso saltar a un ancho voladizo de la iglesia y al hacerlo, como llevaba chanclas, dio un traspiés y no pudo guardar el equilibrio, desplomándose desde una altura de veinte metros. Lo recordaba así hace unos años el guionista del film Santiago Moncada en el programa “Cuarto milenio” de la SER: “Es una imagen que nunca se me borrará de la cabeza. Verle caer y retorcerse en el aire para tratar de evitar una verja con pinchos que había al pie de la torre. Mientras caía él sabía que aquella verja estaba allí y esa forma de retorcerse nunca la olvidaré. Logró evitar los hierros pero se estrelló contra el suelo. Fue una imagen espantosa.”

Aunque Guerín fue trasladado con urgencia a Santiago de Compostela, llegó ya cadáver. Juan Antonio Bardem fue contratado para terminar el rodaje de las pocas escenas que quedaban y para montar el film. La película fue presentada en el festival de cine de San Sebastián donde no tuvo muy buena acogida. Aún así el film tuvo más de medio millón de espectadores tras su estreno y recaudó más de 23 millones de pesetas, una cifra nada desdeñable. Como dijimos antes Pilar Miró mantenía una relación con Claudio Guerín y en el libro que sobre su vida escribió Diego Galán, titulado “Nadie me enseñó a vivir”, se apunta incluso la posibilidad de que Guerín se suicidara aunque la teoría del accidente parece mucho más probable. La muerte de Claudio Guerín es uno de los episodios más trágicos y escabrosos del cine español. Su fallecimiento con apenas 35 años truncó una prometedora carrera. De hecho tenía ya firmado su siguiente proyecto: Una adaptación al cine de “Beatriz”, de Ramón del Valle Inclán, que debían protagonizar con Lucía Bosé, Analía Gadé y Max Von Sydow.