Cómo hablar de pornografía a tus hijos

Madrid

No es lo mismo el sexo que el porno. Explicarlo a los hijos a una edad adecuada es la primera recomendación de los especialistas a la hora de poder abordar el asunto. La psicóloga Rocío Ramos-Paúl ha explicado en Hoy por hoy que existe una confusión porque los jóvenes ven porno y se creen que son un fiel reflejo de las  relaciones sexuales. "Hay que poner un límite de edades. No tiene un sentido mostrar porno a los siete años, pero sí en la adolescencia. Y es muy importante que antes haya habido una adecuada educación sexual para tener un criterio propio", explica.

Carles Capdevilla defiende que no hay que cerrar los ojos. "El porno existe y lo consumen, pero hay que explicarles que en las realaciones sexuales tiene que haber respeto y afecto, aunque no haya amor. Una sexóloga me contaba que tenía muchas consultas porque los jóvenes que veían porno y luego querían reproducir lo mismo", asegura.

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La directora de cine porno femenino, Érika Lust, ha creado The Porn Conversation, unas guía para orientar a las familias. El acceso a Internet a edades cada vez más tempranas hace que se encuentren con contenidos pornográficos y que sea necesario darles las herramientas necesarias para diferenciarlo de la realidad.

La educación sexual debe empezar desde pequeños

"La educación sexual tiene que empezar desde cero, luego la connotación sexual llega a los 12 años y entre medias es necesario que tomen conciencia y tengan información suficiente", recomienda Rocío, preocupada porque los chicos lleguen a una relación sexual con la única referencia del porno e intenten reproducirlo. "A ninguno les va a gustar", sentencia.

"Falta la comunicación con el adulto. Queremos contar a los padres que es un tema que no podemos dejar atrás. Hay que explicar que la pornografía forma parte de Internet y que es algo de adultos", explica Érika partidaria de no hacer como si la pornografía no existiera. Los controles parentales de herramientas tecnológicas, según la directora, son importantes a la hora de controlar qué ven los hijos.