¿Juegan con las cosas de comer?

Madrid

Según el último CIS, la preocupación por la corrupción ha crecido 12 puntos en un solo mes. El incremento histórico echa raíces en los últimos estallidos, los casos Lezo y Canal de Isabel II. Y se cruza en los titulares con las trabas que el PP está poniendo para la comisión de investigación sobre su financiación, que considera linchamiento y causa general, y con la denuncia que los inspectores de la Agencia Tributaria hacen en EL PAÍS: dicen estar al límite, con 3000 funcionarios menos que en 2009 y con 700 más a las puertas de la jubilación.

Salvando todas las distancias, la conmoción por los últimos atentados yihadistas en Gran Bretaña choca con la rotunda realidad de un masivo recorte policial en los últimos siete años impulsado desde Interior por quien hoy preside el gobierno británico. Quizás una mayor inversión en quien debe perseguir la delincuencia no acabe de inmediato con los delincuentes. Pero si los recortes coinciden con un incremento de su actividad, entenderán que se pueda trazar una relación causa-efecto y que los ciudadanos nos preguntemos si algunos gobernantes están jugando peligrosamente con las cosas de comer.