El penúltimo 'Prestige'

Madrid

La Torre de Hércules fue la única sombra que recortaba el horizonte de humo y fuego que iluminaba todo el puerto de A Coruña. El estruendo despertó a los vecinos a las cinco de la madrugada del 3 de diciembre de 1992. La proa del petrolero de bandera griega Aegean Sea, Mar Egeo en español, un enorme carguero de 261 metros de eslora (largo) por 40 de manga (ancho), se había encallado en las rocas.

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El Mar Egeo llevaba dos días fondeado en la ría de Ares en medio de una fuerte tormenta, con rachas de viento que alcanzaban los 100 kilómetros por hora y olas de nueve metros de altura, cuando el capitán Constantinos Stavridis decidió iniciar una maniobra para emprender rumbo a mar abierto. El juicio demostró que su negligencia desencadenó el accidente y, además, que no recibió la ayuda necesaria del práctico del puerto, el marino que debe conducir los barcos en este tipo de situaciones.

Por la mañana, mientras el buque derramaba casi 70.000 toneladas de crudo, se partía en dos y los tanques saltaban por los aires. El fuel tiñó de negro cerca de 200 kilómetros del litoral gallego. La marea negra afectó a unas 10.000 familias de pescadores de las rías de A Coruña, Ferrol, Ares y Betanzos. Las indemnizaciones alcanzaron los 300 millones de euros. Murieron cerca de 30.000 animales, según los colectivos ecologistas.

La catástrofe del Mar Egeo completaba entonces una larga lista de siniestros en la costa gallega: Janina (1957), Yanxilas (1965), Spyros Lemo (1968), Polycomander (1970), Urquiola (1976) y Andros Patria (1978). Por desgracia, ya sabemos que no fue el último. El pasado mes recordábamos aquí los 15 años del Prestige. Nunca, nunca máis.

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