¿Leemos lo que somos o somos lo que leemos?

Madrid

Los hábitos de lectura están en plena transformación. Cada vez leemos más en soportes digitales tabletas o libros digitales. El libro impreso parece uno de los últimos supervivientes de la tecnología analógica.

Mucha gente no es consciente de lo que lee a lo largo del día: mensajes de WhatsApp, señales de tráfico, el muro de Facebook o el menú de un restaurante entre otras muchas cosas. Sin embargo, la capacidad de concentración que tenemos para leer un libro de manera tranquila y pausada y para extraer reflexiones del mismo, está disminuyendo. En el libro Superficiales, del periodista Nicolas Carr, se expone claramente que con las nuevas tecnologías y los nuevos soportes digitales cada vez nos distraemos más y tenemos mayores dificultades para recordar lo que leemos.

Afortunadamente, los últimos índices de lectura en España, publicados por el Ministerio de Educación este año, arrojan datos positivos. El número de lectores de libros se sitúa en el 65,8% y un 59,7% afirma leer como forma de ocio y no por obligaciones académicas o profesionales. Las personas que no tocan un libro argumentan la falta de tiempo como motivo principal.

No podemos hablar del lector como una figura monolítica, ya que siempre han existido diferentes tipos. Desde el “lector promiscuo”, que siempre empieza los libros pero nunca los acaba, al “lector aniquilador” que siente verdadera pasión por los libros y se los lleva a todas partes. La dicotomía que planteamos hoy en el A Vivir es entre los lectores que se animan con cualquier tema y aquellos que son monotemáticos y que les gusta tanto un tipo trama que no quieren probar otros géneros.

¿Existe una correlación entre gustos literarios y psicología? ¿Cuándo se comienza a asentar el gusto de los lectores? ¿Un lector monotemático es menos aventurero en su vida? ¿nos aporta algún beneficio leer siempre el mismo tipo de libros o todo lo contrario?

Analizamos esta y otras cuestiones junto a José Antonio León Gascón, catedrático de psicología de la lectura de la Universidad Autónoma de Madrid y Francisco Izuzquiza, Coco, librero de la Librería Modesta.

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