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'Litus', muerte y depresión generacional

Dani de la Orden plantea en una comedia amarga la forma de enfrentar la muerte entre un grupo de amigos y retrata el pesar generacional ante la pérdida de vínculos, la frustración y la depresión

Belén Cuesta, Marta Nieto, Adrián Lastra, Dani de la Orden y Miquel Fernández presentan 'Litus' en el Festival de Málaga / Juan Naharro Gimenez Getty Images

Málaga

"Las despedidas es un tema que siempre me ha tocado. El saber decir adiós, ya sea de alguien que se muere, de alguien con quien lo dejas…", cuenta Dani de la Orden (Barcelona, 1989) sobre la obra de teatro de Marta Buchaca que vio hace seis años y ahora adapta al cine en ‘Litus’, en competición oficial en el Festival de Málaga. El director utiliza una reunión de amigos por la muerte de uno de ellos para hablar de las formas de enfrentar el dolor y la capacidad de mitificación de la pérdida. Todos somos buenos al morir. Borrón y cuenta nueva.  

“Las despedidas te definen bastante y cada uno juega un rol. La gente se cree más fuerte de lo que es y aparenta una normalidad. Hay gente que para no afrontarlo lo tapa con otras cosas, con otra gente, buscan otra emoción sentimental para seguir. Otros se creen con el derecho a juzgar dentro de una especie de poder moral. Hasta que no tienes el momento límite, de final, el reloj, siempre callas. Es bonito explicar una historia de amigos a los que les cuesta decirse te he echado de menos o me cuesta mucho perderte”, explica.

En la cinta, protagonizada por Quim Guitiérrez, Belén Cuesta, Miquel Fernández, Alex García, Adrián Lastra y Marta Nieto, los amigos se reúnen tras un tiempo sin verse para asumir y despedir a Litus, un colega que se suicidó. "Litus es una especie de estatua intocable y ninguno tiene la honestidad de decir cómo era. Incluso la novia de él que lo dejó por ser un capullo. Está ahí la necesidad de desmitificar al alguien. Uno de los personajes les dice ya vale de estar estancados, con esa losa en las espaldas, por la muerte de alguien, que incluso ha hecho que vosotros os separéis”, añade. “Me parece muy interesante cómo cada uno lleva la muerte de una manera muy diferente, muy personal y sobre todo que no se debería juzgar y más en un grupo de amigos que son familia. Se rompen muchos círculos porque unos no entienden por qué otros hacen según qué cosas y cómo se comportan ante temas tan trágicos”, continúa Belén Cuesta.

La cita configura un retrato generacional sobre el reencuentro, el desconocimiento, los vínculos desgastados y la erosión de las relaciones. Sobre cómo nos interrelacionamos en la sociedad actual. “Es tan necesario preguntar el cómo estás. Lo que le pasa a este grupo de amigos es que no se han preguntado cómo están, cómo lo llevas, qué te duele… podríamos recuperar eso que es tan necesario”, dice la actriz ante esta sociedad que convierte a amigos en desconocidos por la dependencia digital. Todos somos felices en las redes sociales. “Esta cosa de la individualidad ahora también de mostrarte muy rodeado, de mostrar una vida, que creo que se difumina y se pierde lo real, de estar con familia, amigos, de estar con la gente del vedad, de no mostrarte a una gente que no son tus amigos”.

La película parte del suicidio y la depresión, dos temas que siguen siendo tabú y se viven en silencio. “Habla de la incomprensión de alguien que tiene una depresión, nadie podía entender a Litus ni se esforzaron por entenderle. Este descontrol mental de no poder entender, los desconcierta. Litus tiene una depresión de caballo. Todos tienen una parte de culpa porque nadie se llegó a esforzar, a preocuparse por él, más allá de lo superficial”, comenta Dani de la Orden. “Parece que son temas que no afectan o de rápida solución, pero es peligroso y muy doloroso. Uno mismo no sabe gestionar y la persona que está al lado tampoco”, replica la actriz sevillana.

En todo ese pesar generacional en torno a la muerte, late la frustración y la depresión como epidemia silente en una sociedad entregada a Instagram y las apariencias. “Como vivimos expuestos, la frustración es más grande. Consumimos triunfo de los demás y tenemos la necesidad de exponer nuestro triunfo. Hay una especie de pescadilla que se muerde la cola. No hay una verdad, es complicado estar tranquilo. De ir a un sitio y no decir nada, no tener la necesidad de comunicarlo. Vivimos en el mundo de los resultados, qué has hecho, enséñamelo, y deja que te lo enseñe yo. Hay un punto de que todos están suspendidos en ese piso idílico. Es el punto traicionero de la película, reunirnos en un pisazo, como el apartamento de ‘Friends”, concluye el joven realizador, que ya prepara nueva película junto a Belén Cuesta, ‘Hasta que la boda nos separe’, la tercera juntos. 

 
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