¿Asesino o samaritano?

Madrid

Ángel Hernández ha sido detenido tras ayudar a morir a su mujer, María José Carrasco, enferma en fase terminal de una esclerosis múltiple diagnosticada hace 30 años. La detención es impecable con el Código Penal en la mano, porque la eutanasia sigue siendo delito. Pero leyendo la historia de María José se nos hace difícil ver en Ángel a un homicida. Así que tendríamos que plantearnos si el verdadero delito es no despenalizar definitivamente, con todas las garantías y controles necesarios, la eutanasia.

Desde que hace cinco meses Pablo Casado proclamase que la eutanasia es un problema que no existe en España, justo cuando Maria José declaraba en El País que “no quería dormir, quería morir”, hemos conocido la historia de Maribel Tellaetxe, que pidió a los suyos que la ayudasen a hacerlo cuando ya no les conociera. No fue posible. O la historia de Jose, el hombre que contó en A vivir cómo había planificado su muerte, cuando la vida se le hizo insoportable, para no implicar penalmente a su mujer y a sus hijos. En los dos últimos años, dos iniciativas parlamentarias plantearon la regulación y ninguna prosperó. Algo durísimo para muchas personas que se encuentran en la misma situación que Maria José, Maribel y Jose. Y algo incomprensible en un país en el que, según las últimas encuestas – de Metroscopia e Ipsos - el 85% de los ciudadanos está a favor de regularla.