Las emociones fuertes nos gustan juntas

Madrid

Vamos cerrando semana y estamos en vísperas de otra en la que nos vamos a someter, en cierta medida, a un doble examen. Parece probable que la semana que viene se publique la sentencia del procés, y quedará sentada la verdad judicial de los hechos probados y su calificación jurídica. Quien quiso, en España y fuera de ella, pudo seguir el juicio con un Manuel Marchena extremando las garantías procesales de nuestro sistema judicial. La sentencia, aunque pueda ser recurrible, marcará un punto de inflexión y el conflicto catalán volverá al campo exclusivo de la política.

También en los próximos días, y salvo catástrofe, veremos, por fin, cómo los restos del último dictador europeo enterrado en un momento público junto a sus víctimas salen del Valle de los Caídos y la democracia española acaba con este anacronismo.

No es que este país tenga que demostrar nada a estas alturas, llevamos 40 años de democracia con sus defectos y sus imperfecciones, como todas. Pero probablemente, los ojos del mundo se volverán hacia nosotros como no lo hacían desde hace mucho tiempo con estos dos acontecimientos que, además, atravesarán la campaña electoral para el 10 de noviembre. Parece que las emociones fuertes, nos gustan juntas.