El pobre buitre que entró en el libro Guinness de los Récords

No os digo ninguna novedad si afirmo que la humanidad no es precisamente la mejor especie con la que compartir planeta. A pesar de esto, nos gusta mucho hacer registros de los animales que más destacan en lo suyo. El mamífero que más duerme, el reptil que más come o la araña más mortífera enseguida captan nuestra atención.

Hoy vamos a recordar a un pobre buitre y lo que pasó para que su especie entrase en el libro Guinness de los Récords. El 29 de noviembre de 1973, un avión que estaba sobrevolando la Costa de Marfil, en África, notó una gran sacudida en uno de los motores.

El motor quedó inutilizado, y el piloto tuvo serios problemas para llevar a la aeronave a su destino. Cuando finalmente el avión aterrizó en Abidjan, la capital de la Costa de Marfil, inspeccionaron el motor y se encontraron dentro los restos de un pájaro.

Estos restos fueron analizados por un ornitólogo, que dictaminó que sin duda se trataba de un espécimen de buitre moteado. Evidentemente, el buitre no tenía forma de saberlo, pero acababa de batir el récord de “animal que vuela a la mayor altura”, con un impresionante registro de 11.277 metros. La gran desgracia del buitre moteado es que, a partir del siglo XX, otro animal consiguió volar a esa misma altura: el ser humano.