Los otros ausentes en la Cumbre del Clima

Madrid

José María Pérez tiene 69 años y es pastor trashumante. Su hermano Basilio tiene 65 y también lo es. Y Ricardo, el menor, de 63 años. Los tres están solteros y no tiene hijos. Con ellos acabará la saga de una familia de pastores de ovejas merinas que se remonta siglos atrás.

Al abuelo le llamaban "tío Acero" y con ese apodo los conocen en los pueblos de las Tierras Altas de Soria. Nacieron en Navabellida (Oncala) y desde que dejaron la escuela, han pasado todos los otoños e inviernos en las dehesas extremeñas.

El pasado mes de noviembre, José María y Ricardo cargaron en camiones 1400 ovejas en la Sierra de Alba y las bajaron hasta las dehesas de los cortijos de Mamaleche y La Solanilla, entre los ríos Tozo y Almonte, cerca de Trujillo. Basilio quedó en la aldea de Soria con otras 800 ovejas, pero no tardará en unirse a sus hermanos. Allí estarán hasta finales del mes de junio.

Son días de mucho trabajo. Hay días en que parirán hasta cien ovejas. También llegó la grulla, el milano real sobrevuela los cielos, cantan las alondras subidas a las crestas de las pizarras que emergen de la tierra y las ovejas se desperdigan por la dehesa buscando la bellota.

Nunca serán llamados expertos, ni especialistas, ni estudioso de la materia y, quizás por eso, nunca serán invitados a participar en una Cumbre del clima. Son los ausentes de la Cumbre del Clima de Madrid.

Recuperamos algunas de sus reflexiones durante un día de trabajo. Por si valieran para algo.