Bélgica, el robo de gnomos y la pobreza energética

Madrid

Se hace de noche en en el pueblo de Oupeye, a 100 km al este de Bruselas. Una mujer de 49 años, sale de su casa a hurtadillas y poco a poco, va colándose en los jardines de sus vecinos.

La ladrona aprovecha la oscuridad para llevarse plantas, macetas y un buen número de gnomos de jardín de un total de cinco casas. Al amanecer, los residentes comienzan a percatarse de la ausencia de estos enanos y la policía acaba llamando a la puerta de la sospechosa. Cuando los agentes descubren el botín en el interior, ella explica que ha robado los gnomos equipados con iluminación para tener luz en su casa porque no tiene dinero para pagar la electricidad.

Hasta aquí cualquiera podría compadecerse, pero el problema está en el otro inquilino que la mujer tenía en casa: un hombre que la ha ayudado y que se trata de un exconvicto condenado en su día a 25 años de cárcel por estrangular a una prostituta. Este cómplice no han gustado nada a la oficina del fiscal, que pide 8 meses de cárcel para la mujer aunque su futuro lo conocerá después de navidad: el juicio será el 8 de enero.