¿Que aprieten a quién?

Madrid

El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, ha pedido a los agricultores que aprieten en sus protestas. Y la ministra de Trabajo, preguntada por esas palabras, ha insistido. Y la conminación es chocante. Parece impecable que los miembros de un gobierno de izquierdas comprendan el malestar de estos trabajadores y respeten su legítimo derecho a manifestarlo. Pero de ahí a azuzar las manifestaciones, animándolas, va un trecho.

Solo se entendería si pensasen que la protesta tiene otro destinatario: las empresas que intermedian con sus productos y consiguen grandes beneficios a base de exprimir los precios en origen. O si creyesen que las manifestaciones son una especie de queja en diferido, contra los gobiernos anteriores que nada hicieron para resolver su precaria situación. Pero parece evidente que su queja se conjuga en presente y va dirigida a quienes controlan el mercado, sí, pero también a quienes tienen la capacidad desde el gobierno o desde el parlamento a legislar para intentar corregir los efectos más perversos de un mercado que no es precisamente una ong. Y ese es su trabajo. El resto, la tierra y la manifestación, para quien se las trabaja.