Libia: un polvorín al otro lado del Mediterráneo

Madrid

A menos de 300 kilómetros de Europa se está librando una guerra civil. Libia es un país partido, un Estado fallido y, además, un polvorín que puede explotar en la ribera sur del Mediterráneo. ¿Y qué sabemos de un conflicto tan complicado?

Este enfrentamiento, que estalló en 2014, se ha convertido en un tablero internacional en el que intervienen varias potencias, lo cual complica enormemente la situación porque están suministrando apoyo militar, es decir, oxígeno, a los dos bandos.

El mariscal Haftar cuenta con el respaldo económico y militar de Rusia, Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, y con el apoyo político de Francia y de Estados Unidos. Al otro lado, el gobierno reconocido por la Unión Europea tiene el apoyo económico y militar especialmente de Turquía, pero también recibe respaldo de Italia y Catar.

A principios de enero las potencias internacionales se reunieron en Berlín para firmar un acuerdo con el objetivo de acabar con la injerencia extranjera en este conflicto. El acuerdo es hoy papel mojado.

Recientemente los ministros de Exteriores de la Unión han decidido, después de muchas negociaciones, crear una nueva misión militar aérea y naval con el objetivo de bloquear la entrada de armas al país árabe. Este acuerdo sustituye a la Operación Sofía, que se puso en marcha en 2015 pero que, desde el año pasado, ya no contaba con barcos en el mar. 

Analizamos las claves de este conflicto con dos de las personas que más lo conocen: Barah Mikail, director de la consultora Stractegia y profesor de seguridad internacional en la universidad de Saint Louis en Madrid, y Haizam Amirah-Fernández, investigador principal de Mediterráneo y Mundo Árabe en el Real Instituto Elcano.