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Isidora, la mujer que cumplió cien años en las cárceles franquistas

Un libro de poemas reconstruye las vidas de cien mujeres andaluzas víctimas de la guerra civil, la represión y el exilio

Cien mujeres andaluzas: retratos del feminicidio franquista

Cien mujeres andaluzas: retratos del feminicidio franquista

18:09

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Madrid

Isidora Márquez Herreros tenía 99 años cuando en el verano de 1939 una vecina de su pueblo, Hinojosa del Duque (Córdoba) la acusó sin pruebas de pasar información a los milicianos. Acabó en la cárcel, donde pasó cuatro largos años, hasta que un día de octubre de 1943, regresó a su pueblo.

Volviste, Isidora, volviste.

Con tu hatillo pobre en una mano

centenaria y fatigada

te apeaste del autobús,

cuatro años después.

Con tu hatillo pobre a cuestas

pero viva

Isidora centenaria,

habiéndoles ganado la partida

Volviste, Isidora, volviste

01:42

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La de Isidora es una de las historias que la escritora hispano-argentina, Susana Falcón, ha recogido en 'Cien mujeres andaluzas. Retratos del feminicidio franquista', un libro que une memoria y poesía para 'desatar la mordaza del olvido', según ha explicado su autora en La Ventana.

La obra recoge dos años de trabajo en los que Susana indagó en archivos, libros, se entrevistó con familiares, periodistas. "Había información burocrática, oficial, fría. Pero yo quería encontrar datos personales, saber cómo habían sido aquellas mujeres, qué aspecto tenían, sus gustos, sus afectos, los recuerdos que su ausencia han dejado en los suyos. Quería volver a darles carne y hueso a través de la poesía. Contar cómo eran, quienes eran".

"Como fue la guerra, un mosaico del horror, las páginas mezclan historias de mujeres de todas las edades, niñas, jóvenes, adultas, ancianas, fusiladas, torturadas, supervivientes, exiliadas. He querido retratarlas a todas, de todas las condiciones, de todos los oficios", ha relatado Susana. Víctimas represaliadas por su compromiso político o sindical, por inquinas vecinales, o por su simple condición de mujeres libres.

Las dos hermanas a las que sus verdugos obligaron a decidir quién moría

Quizá la historia que más ha marcado a la autora es la de Carmen y Concha Díaz Ramos. Dos hermanas a las que los verdugos obligaron a elegir cuál de ellas iría a la muerte. Fue Carmen, la mayor, la que se ofreció a ir al paredón para proteger a su hermana pequeña, que en esos momentos estaba detenida junto a su hija a la que aún daba el pecho. Susana ha intentado saber qué fue de Concha, la superviviente, cuánto vivió, cómo. Pero no lo ha logrado.

Dos hermanas a las que los verdugos obligaron a elegir cuál de ellas iría a la muerte

05:00

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Ana, la niña de la Desbandá

En Andalucía hubo cinco matanzas documentadas de mujeres, de las cuales el libro se hace eco. También de otro episodio de represión colectiva, la Desbandá, en la que murieron entre 3.000 y 5.000 civiles cuando huían a pie de Málaga -recién ocupada por las tropas golpistas- a Almería. El libro dedica uno de sus poemas a Ana Pomares, una niña superviviente de aquella masacre.

Por la carretera a Almería

la niña Ana va,

y cuando las bombas caen

en la cuneta se esconde.

Así pasen cien años,

que decía el poeta,

y otros cien y otros innumerables más,

Ana nunca olvidará

los sonidos del horror de aquel entonces,

las sirenas

los gritos, los aviones

las bombas

el llanto

el silencio,

para siempre le quedaron congelados en el alma.

Por la carretera de Málaga-Almería

la niña Ana va.

y cuando las bombas caen

en la cuneta se esconde

Juana, presa por criticar el pan

La inmensa mayoría de las mujeres mencionadas en el libro siguen en cunetas y fosas comunes. Muy pocas, como una de las Trece Rosas, Ana López Gallego, declarada alcaldesa honoraria de su pueblo natal, La Carolina (Jaén) ha recibido algún reconocimiento público. De muchas otras solo queda rastro en la memoria de sus familias: la de Juana, presa por criticar el pan que se vendía con Franco en una panadería de Jaén, o la de Pastora, fusilada por no revelar a sus verdugos el paradero de sus tres hijos.

Guillermina aún espera los huesos añorados de su padre

"Entre los familiares con los que he hablado no he encontrado rencor ni venganza, quieren que no se olvide a las víctimas y sobre todo, que no se deje de buscar", ha explicado Susana Falcón. "Y eso es lo que he pretendido, recordarlas, que brillen, que tengan luz". Es la petición que resume el poema dedicado a Anselma Guillermina Gómez, apenas unos meses de vida, un bebé de luto cuando su padre fue fusilado en Palma del Río (Córdoba). Con más de ochenta, nunca ha dejado de buscarlo:

Guillermina, niña, no has parado de buscarlo y de buscarlo,

de reclamar justicia,

de exigir que te digan qué le hicieron y dónde está.

Guillermina, niña, no quieres morirte sin encontrar lo que de él haya quedado,

una cajita quisieras que te den sus huesos añorados.

Y si te mueres antes

ya lo has advertido:

que lo entierren con los tuyos y contigo

 
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