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"Es muy duro pensar que la última cara que ven antes de morir es la tuya"

Un enfermero de 22 años recién graduado relata en La Ventana el impacto emocional y profesional de la crisis entre el personal sanitario: 'acabamos el turno con lágrimas de impotencia'

Álex Huertas, enfermero en el hospital Príncipe de Asturias: "Es muy duro pensar que la última cara que ven antes de morir es la tuya"

Álex Huertas, enfermero en el hospital Príncipe de Asturias: "Es muy duro pensar que la última cara que ven antes de morir es la tuya"

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Madrid

Álex Huertas sólo ha parado diez segundos para beber un vaso de agua en las ocho horas que ha trabajado en la planta sexta del hospital Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares, uno de los más saturados por casos de coronavirus de la Comunidad de Madrid, ‘ahora ya es casi por completo un ‘hospital Covid19’. Junto con otros tres compañeros de enfermería ha trabajado a destajo para atender a los cuarenta pacientes ingresados en su planta. ‘La gente está asustada, falta personal y de mascarillas y batas andamos muy justos”

Pocos minutos después de finalizar su turno, este enfermero, que se graduó hace apenas nueve meses en la Universidad de Alcalá, conversa con La Ventana para explicar que hoy, como ayer y como antesdeayer, ‘ha sido un día muy duro, la situación roza lo inhumano’.

Tiene toda la energía de sus 22 años pero admite que la situación pasa factura física y, sobre todo emocionalmente. ‘Yo noto la fatiga psicológica, muchos compañeros se van con lágrimas en los ojos. Sentimos rabia, impotencia, esto se le viene grande a todo el mundo’.

Lo peor, sin duda, las vidas que se pierden en una situación de aislamiento que impide a los enfermos el contacto con sus seres queridos. ‘Los ves morir solos, es muy duro llegar a casa y pensar que la última cara que han visto antes de morir ha sido la tuya y no la de sus hijos o sus nietos. Y que no has podido salvarlos’.

Alex detiene un segundo su relato para coger aire: “Se me pone la piel de gallina. Nadie quiere esto para nadie. Es todo un golpe de realidad a nivel profesional y a nivel personal”.

Pese a su juventud, Alex Huertas ya sabe lo que es trabajar temporalmente en una residencia de ancianos: “me acuerdo muchísimo de ellos estos días”, y también aunque con contratos temporales y sustituciones de bajas, en hospitales públicos.

Estuvo ya unos meses en el Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares y en las primeras semanas de la crisis trabajó también en otro de los centros más afectados de Madrid, el de Torrejón de Ardoz.

Sabe que esta experiencia le hará madurar de golpe en todos los aspectos pero en ningún momento ha pensado en tirar la toalla. ‘Al contrario, cada día siento como una llamada del deber, aunque esté cansado, sé que tengo el deber de hacer mi trabajo”.

Los aplausos desde balcones y ventanas, convertidos ya en homenaje simbólico diario, ‘se agradecen y te dan un empujoncito más para seguir’ pero no todo se soluciona con aplausos. Y pide valorar el trabajo de los sanitarios cuando esta crisis, con un poco de suerte, se convierta solo en un recuerdo en el futuro.

Intentará descansar lo que pueda, con el temor permanente a dar positivo, pero sobre todo ‘porque eso significaría no poder seguir ayudando a los pacientes y a mis compañeros’. Mañana volverá al hospital.

 
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