A vivir que son dos díasA vivir que son dos días
Ocio
OPINIÓN

Sumisión

" El virus se lo ha tragado todo: el cáncer, la leucemia, la diabetes, las calamidades que no lleven su nombre."

'Sumisión', por Leila Guerriero

'Sumisión', por Leila Guerriero

03:47

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1585990553_216459/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

Buenos Aires

Una persona que trabaja en un hogar de ancianos en Madrid me dijo que los familiares de los residentes llaman y preguntan si sus padres o sus abuelos tienen fiebre o tos: los síntomas de la plaga. Cuando les responden que no, pero que han perdido por completo el apetito, o están alarmantemente apáticos, o les ha subido el azúcar a niveles peligrosos, los familiares se despiden con desinterés y alivio: los viejos se van a morir pero no a causa de la peste. Y eso, ahora, parece que es morirse un poco menos. El virus se lo ha tragado todo: el cáncer, la leucemia, la diabetes, las calamidades que no lleven su nombre. Hoy vi un recital en la televisión. El cantante aullaba lanzando gotas de saliva mientras una masa de cincuenta mil personas se refregaba a sus pies. Toda la escena me pareció una atrocidad –saliva, sudor, cuerpos apretados- y me pregunté cuánto falta para que yo me transforme en un monstruo y para que empiecen a traficarse abrazos, toqueteos y caricias como ahora se trafica cocaína. Ayer salí a la calle con mi salvoconducto habitual: el carro de las compras. En la fila de la farmacia había una chica con tatuajes, el pelo rapado, una mochila con el dibujo de una hoja de cannabis. La típica chica hermosa y joven que uno puede encontrar en una marcha por los derechos humanos, un poco antisistema, saludablemente enojada. Hacíamos la fila en silencio cuando una mujer policía se acercó y dijo de mala manera: “Corransé que molestan”. La chica, en un tono de humildad inverosímil, respondió: “Sí, agente, ya nos corremos”. Después me miró y me dijo: “Tenemos que obedecer, cuidarnos entre todos. Hace un rato vi a un tipo. Está paseando, pero hace como que sale a comprar. La próxima vez que pase le voy a decir a la policía que lo pare”. Los periódicos reproducen con éxtasis el idioma de la plaga -cuarentena, aislados, denuncia, obligatorio- y todos devoramos sus esporas que son, a la vez, la salvación y la catástrofe. Nos atiborramos de ellas los ojos, la nariz, la boca, y las regurgitamos bajo la forma de una obediencia aterrada. Tardará años en aparecer, si es que aparece, algo de aquella vieja insurrección que defendía libertades y derechos. Sus adalides -la gente como la chica de la fila- empiezan a estar muy cómodos con las mismas ideas –acatar y vigilar- que hasta ayer despreciaban. El virus ya hizo su trabajo: todos le abrimos la puerta de casa.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00