El refugio de los libros

Madrid

En la tormenta de noticias raras que nos caen como granizo desde hace tiempo, hay una que ya, directamente, me ha desarbolado. Y tampoco tengo claro si es una idea genial o el colmo de la estulticia. Porque no se trata de la última mentira dicha por Trump con todo el papo, ni de un nuevo atropello al medio ambiente en nombre del progreso, ni de la enésima ocurrencia de algunos de nuestros insignes representantes, ni de alguna de las enloquecidas teorías conspiranoicas sobre la pandemia; aunque sí tiene que ver con el covid.

Resulta que, en Turquía, en la provincia de Sakarya, las autoridades van a castigar a quienes no lleven mascarilla no sólo con una multa y con tres días de cuarentena en casa, sino que les van a obligar también… ¡a leer diez libros! Como castigo.

Que dices, ¿esto es un plan secreto para fomentar la lectura o es que algún zumbado que no ha leído un libro en su vida ha pensado que así puede mortificar a los infractores? Yo prefiero pensar en lo primero, seguro; porque el panorama general ya es para echarse a llorar.

Se cumplen seis meses del inicio de la pandemia, la OMS pronostica que en octubre y noviembre será peor y habrá más muertos; en España estamos como estamos, además ya no podemos ni saludarnos con el codo… En fin, al menos que nos quede la lectura como refugio. Y sí, al que no se ponga la mascarilla porque crea que eso no va con él o que unos poderes oscuros quieren controlarnos, le irá bien leer unos cuantos libros.

Porque leer -igual que viajar- cura de muchas tonterías. Y la cultura -ya se sabe- es el antídoto contra la barbarie y contra la gilipollez.