Un problema de otra naturaleza

Madrid

Todos los gobiernos han cometidos fallos, algunos garrafales, durante la gestión de la pandemia. Todos, no se salva ni uno de los españoles, ni el central ni los autonómicos. Pero lo que está ocurriendo en Madrid trasciende con mucho los palos de ciego que la pandemia les ha hecho dar. El caos político en la comunidad que alberga la capital de España es un problema de otra naturaleza. Es una apuesta fallida de Pablo Casado para la presidencia. Un gobierno donde la presidenta recibe por Whatsapp la noticia de que su consejería va a ordenar confinamientos y en el que su socio de coalición suspende sin explicaciones la rueda de prensa posterior al consejo de gobierno. Como si un martes María Jesús Montero decidiera no salir tras el consejo de ministros sin explicar por qué. O como si a Sánchez, Illa le comunica por WhasAPP que tiene que confinar.

Ni una ley , ni una estrategia que no sea la confrontación y una especie de nacionalismo madrileño rancio y casposo, pero que tiene la habilidad de convertir a la Comunidad en un competidor fiscal desleal con el resto de España. Este cóctel lleno de burbujas se desborda ahora cada día porque en la pandemia no vale el postureo. Todo lo que se hace bien, todo lo que se hace mal, y todo lo que no se hace, se comprueba día a día en una maldita curva que no entiende de golpes de efecto, ni de frases ingeniosas, ni de fotos con capote. Sólo entiende de cuánto personal sanitario tienes y en qué condiciones, y de cuántos rastreadores has contratado. En Madrid hay un problema sanitario, evidente, pero hay, sobre todo, un problema político que afecta a toda España.