'El Sueño del Tiempo', un viaje a través de nuestros propios límites temporales

Madrid

Desde que, hace ya varios meses, la crisis del coronavirus se nos echó encima, frenando en seco todos nuestros planes y nuestro ritmo de vida, han cobrado importancia algunos temas en los que no solíamos reparar por pereza, por falta de tiempo, por miedo, o por pura pragmática. Temas como el paso del tiempo, el envejecimiento o la muerte. Términos que han protagonizado los grandes dilemas de la historia del pensamiento, que siempre han estado ahí, acechando, esperando el momento para mostrarse como lo que son: obstáculos insorteables.

Por ello, ahora que quizá disponemos de algo más de tiempo para reflexionar sobre estas cuestiones, es más necesario que nunca arrojar, desde la ciencia y el conocimiento, algo de luz sobre conceptos tan oscuros. Con este propósito llega ‘El Sueño del Tiempo’, la obra publicada por Carlos López-Otín, catedrático de bioquímica y biología molecular, en colaboración con su compañero de profesión Guido Kroemer. Una colaboración que llegó, en palabras de su autor, “desde la pura búsqueda del conocimiento”.

‘El Sueño del Tiempo’ indaga en nuestros propios límites temporales, explora temas como el efecto del envejecimiento en el cuerpo y la memoria, e incluso se atreve a aventurarse en lo que podemos esperar de la búsqueda de la inmortalidad. López-Otín define su obra como “un elogio del tiempo, y de la vida lenta y profunda”, y reivindica la necesidad de su investigación alegando que “en la historia de la ciencia se ha intentado entender el tiempo de una manera cuantitativa, pero quizá olvidando que el tiempo también se puede sentir, ganar, perder, disfrutar y soñar”.

‘El Sueño del Tiempo’, que cuenta con cartelera y banda sonora propia, es un libro lento, de pensamiento. Pero no aburrido. Tal y como nos ha contado su autor, “ofrece perspectivas sorprendentes en torno a cosas que la mayoría desconoce sobre el tiempo”. En una suerte de paralelismo cósmico, la obra empieza definiendo en qué momento comenzó el tiempo. Y no es hasta las últimas páginas donde López-Orín ofrece una conclusión sobre la pieza clave: ¿es posible controlarlo?

¿Es posible controlar el tiempo?

Interpelado sobre esta cuestión, sobre si hay alguna esperanza de manipular la longevidad y el envejecimiento, el autor responde rotundamente: “no es el objetivo de la ciencia, sería algo innecesario y sin sentido”. Y recuerda que desde algunos círculos se llegó a asegurar que en 2045 el hombre sería inmortal. Algo que, asegura, no va a suceder. Lo cual, apunta, no tiene nada que ver con que en algunas zonas del planeta la longevidad sea mayor, lo que atribuye a “una conjugación de genomas favorables, y de un diálogo positivo con el ambiente”. O con que, tal y como el mismo López-Otín ha logrado en su trabajo, sea posible alargar la longevidad de personas con enfermedades que provoquen envejecimiento prematuro.

Sí se indican en ‘El Sueño del Tiempo’ qué sustancias son “tóxicas”, y “elixires” para la longevidad. Pero para manipular el tiempo al antojo del hombre, sería necesario manipular la entropía, algo que va contra la propia naturaleza de éste. Sin embargo, según la opinión de López-Otín, “el milagro no es la inmortalidad, sino existir y sobrevivir”. Pues “no se trata de alargar el tiempo, sino de emplear bien el que nos ha sido otorgado”. Sea mucho o poco, no nos toca juzgarlo.