
El impuestazo de Ayuso
De nuevo se pelean por la envoltura y no por el contenido, al que nadie ha hincado el diente de verdad. A la derecha le ha bastado una mentira tras otra para despachar la ley
Una lástima que esta guerra cortoplacista en torno a los presupuestos generales impida afrontar, de cara y en profundidad, muchos de los temas que se consumen en la inutilidad de la batalla diaria de la gresca y el insulto.
Dos ejemplos: la ley de educación y la armonización fiscal. ¿No les parece a ustedes que es fundamental para el futuro de este país que se establezca un marco estructural que dé estabilidad a uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de una sociedad?
Pero de nuevo se pelean por la envoltura y no por el contenido, al que nadie ha hincado el diente de verdad. A la derecha le ha bastado una mentira tras otra para despachar la ley. Ahora surge esa vergüenza, heredada de la inefable Esperanza Aguirre, de un sistema fiscal como el madrileño, hecho a la medida de los ricos.
Díaz Ayuso -gran estadista- renuncia a recaudar miles de millones que necesitaría para reforzar la exhausta atención primaria. Ocurrirá lo mismo: pelea grosera en el barro, pero cero en explicaciones sobre esa aberración.
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