
La Faraona
La mejor virtud de Lola Flores es que era de verdad y vendía verdad. Por eso mis reservas con el anuncio de Cruzcampo: vende autenticidad mediante una logradísima y maravillosa falsificación
Me gusta mucho el anuncio de Cruzcampo y tengo reservas muy delicadas con la idea. La primera es que esa Lola Flores no existe. La segunda es que cuando la escuché, pensé que sí. La tercera es que su uso recreado artificialmente de tal forma que parece verdad, no es un uso para un bien mayor sino para vender una cerveza. La cuarta es que cualquier tecnología que incorpore la palabra fake es una tecnología automáticamente sospechosa, y de hecho mal utilizada puede ser una tecnología destructiva. La quinta es que no me gusta ver a muertos diciendo cosas que no dijeron, aunque sean bonitas, aunque sean aplaudidas, aunque queden bien. Son cinco razones muy personales. Ni siquiera evitan que el anuncio me parezca una obra de arte, pero una obra de arte falsa. Hoy leí en un libro de David Trueba, Ganarse la vida, una frase de Truffaut en la que dice que no le gusta dividir las películas entre buenas y malas, sino entre las que son verdad y las que no. La mejor virtud de Lola Flores es que era de verdad y vendía verdad. Y con esto llegamos a la sexta razón: es un anuncio que vende autenticidad mediante una logradísima falsificación.
