
Una tarea complicada para Arthur Phillip
El 26 de enero de 1788, Arthur Phillip llegó a tierras australianas con la misión de construir una colonia penal para convictos del Reino Unido. Mandar a los reclusos lejos era una práctica habitual de los británicos y esta vez le tocó cargar con esta tarea a Phillip
Para los pueblos no europeos, el momento en el que los habitantes de nuestro continente entran en contacto con el suyo es, en cierta forma, el principio del fin. Otro momento clave es el establecimiento de las primeras poblaciones no autóctonas. Y esto es lo que recordamos hoy: que el 26 de enero de 1788, Arthur Phillip izó la bandera británica en tierras australianas, dando inicio al primer asentamiento europeo en este territorio. Lo hizo en lo que ahora es la costa de la ciudad de Sídney.
Arthur era el gobernador de un territorio que fue bautizado como Nueva Gales del Sur. Venía al mando de once barcos, que llevaban unas 1530 personas. Pero si la llegada de los europeos no auguraba nada bueno para los aborígenes australianos, tampoco era exactamente un día festivo para la mitad de ese pasaje. Porque a Arthur Philip no le habían encargado la construcción de cualquier asentamiento: su misión era la construcción de una colonia penal. La mitad de su pasaje eran convictos que el Reino Unido había deportado al otro lado del mundo. Esta costumbre de mandar lejos a los elementos que consideraba indeseables ya la habían practicado los británicos con otras colonias, como las que tenía en América del Norte. Pero al declararse independientes esos territorios, habían tenido que buscar otra ubicación. En Nueva Gales del Sur, y pese a las buenas intenciones de Arthur Phillip, la llegada de los colonos no fue buena ni para los aborígenes ni para los propios europeos. Porque claro, lo de pasar de ser un criminal en Liverpool a montar una ciudad desde cero en el otro lado del mundo… es un cambio profesional considerable.
