

El día en que no se veía nada en Londres
El 29 de enero de 1959 una niebla densa cubrió gran parte del sur de Inglaterra y Gales. En Londres, esta niebla se juntó con la contaminación. Esto hizo que colapsase el transporte y que hubiese decenas de incidentes en la capital inglesa
Los habitantes de muchas ciudades y pueblos de España han podido comprobar, una vez más, que los extremos meteorológicos pueden traer problemas para los que no estamos preparados. Si durante este enero en España el gran azote ha sido el frío y la nieve, en la Inglaterra de 1959 fue un fenómeno que duró mucho menos, pero que frenó toda actividad en gran parte del país. Lo que cubrió gran parte del sur de Inglaterra y Gales ese 29 de enero fue la niebla. Siete años antes, la polución de Londres, conocida como smog, ya había dejado a los habitantes de la capital sin poder ver lo que tenían delante de sus narices. Pero esta vez fue mucho más extensa. En la capital, otra vez, se juntó con la polución, y se colapsó totalmente el transporte. Los coches que iban hacia la ciudad se vieron obligados a ir tan lentos que se produjeron colapsos circulatorios de decenas de kilómetros. Hubo un accidente por culpa de la niebla que afectó a 35 vehículos, y hubo docenas de incidentes. Por suerte, la poca velocidad hizo que fueran accidentes sin víctimas mortales. Los trenes y los aviones que tenían que salir o entrar de la zona afectada tuvieron que cancelar o detener sus viajes. Por suerte para los aviones que iban al aeropuerto de Heathrow, cuando este se vio obligado a cerrar pudieron ser desviados al de Gatwick.
Por cierto, un dato curiosamente familiar es que mucha gente se compró mascarillas contra el smog, porque lo de inhalar niebla fruto de la polución muy saludable no debe ser. Los ingleses aún tardarían años en tener la polución más o menos controlada. O al menos la que se transforma en niebla traicionera.
