
El resurgir del "ten cuidado con lo que dices"
"Yo no sé si uno puede escribir, dibujar o cantar lo que le dé la gana; pero sí creo que no debe ir a la cárcel por hacerlo. Cualquier día vuelven el esclavismo y la pena de muerte"
Lo primero que aprendimos en la escuela fueron los días de la semana y los nombres de los meses. Eso ya no sirve, hoy contamos el tiempo por olas. La primera ola, la segunda ola. Quizá la tercera ola haya sido peor que la segunda. Pero mucho antes de todo esto, abracé la nueva ola. Ahora, ya no puedo abrazar ni a mi madre. Lo más característico de la nueva ola fue la libertad de expresión. Había letras y pintas que actualmente serían reprimidas con la cárcel, que es lo que han hecho con Pablo Hasel. ¿Acaso la cultura, la sociedad, la política, la gente, todos nosotros éramos más libres hace treinta y cinco años? Eso parece. Desde que se extinguió la COPEL, no se ha repetido tanto en los medios de comunicación la palabra cárcel. En las sociedades autoritarias es muy fácil acabar preso, se encierra mucho a la gente. Ya hace tiempo que este tic, el que suena como el cerrojo de una celda, nos ha vuelto a salir. Hay una pinza que aprieta nuestros labios. La pinza está hecha de miedo por arriba y de miedo por abajo. Arriba siempre está el poder, y abajo el acoso, la persecución, la venganza. Con la pinza, la justicia va de la mano de los que nos persiguen. Hay dibujantes que han sido asesinados por los terroristas. Por montar una función de marionetas, se ha metido en la cárcel a unos titiriteros. Ten cuidado con lo que dices, esta frase del franquismo vuelve a servirnos pasados cuarenta y cinco años. Yo no sé si uno puede escribir, dibujar o cantar lo que le dé la gana; pero sí creo que no debe ir a la cárcel por hacerlo. Cualquier día vuelven el esclavismo y la pena de muerte. Esto último siempre hay quien lo quiere. La gente es como es; pero la justicia debiera ser mejor que la gente.
