
Tensión en el Gobierno y en el PP
Alberto Núñez Feijóo interpeló directamente a Pablo Casado, por la venta de la sede de Génova, pero, sobre todo, por la falta de autocrítica ante el desastre de Cataluña
Ayer las redes de Podemos se mantuvieron en silencio durante las protestas, pero la mecha ya está prendida y la derecha insiste en pedir responsabilidades al vicepresidente del Gobierno interpelando directamente a Pedro Sánchez
Cadena SER
Es viernes y hoy hacemos parada en Cáceres, una ciudad, como casi todas, semiparalizada por las restricciones por la pandemia y cuyo aspecto impresiona más todavía. Esos callejones del casco antiguo, esos enormes monumentos al aire libre, prácticamente vacíos de gente, le dan todavía un aspecto más monumental. Para llegar hasta allí lo que uno se encuentra es lo que nos hemos ido encontrando en todas y cada una de las paradas de nuestro recorrido por España. Comercios cerrados definitivamente, muchos carteles de se alquila o se vende y pancartas de protesta por el cierre de la hostelería. En esto Cáceres es como cientos de localidades de este país.
Hoy, desde aquí, miraremos al futuro, a la riqueza de una tierra, muchas veces desconocida, otras muchas ignorada, pero con una enorme capacidad de resistencia.
Y miraremos al presente que hoy nos lleva, de nuevo, a las protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. Otra vez, sobre todo, en Barcelona, con un patrón muy parecido al de la noche anterior, actos violentos y cargas policiales. Con un elemento para la reflexión, protestas por la libertad de expresión en las que se atacó la sede de un periódico y alguna unidad móvil de radio y televisión. Qué entenderán los violentos por libertad de expresión. Ayer las redes de Podemos se mantuvieron en silencio durante las protestas, pero la mecha ya está prendida y la derecha insiste en pedir responsabilidades al vicepresidente del Gobierno interpelando directamente a Pedro Sánchez. Un nuevo motivo para la tensión dentro del ejecutivo de coalición.
Y tensión también en el PP, ayer el eterno candidato al liderazgo, del que siempre se habla cuando las cosas van mal, habló más claro que nunca. Alberto Núñez Feijóo interpeló directamente a Pablo Casado, por la venta de la sede de Génova, pero, sobre todo, por la falta de autocrítica ante el desastre de Cataluña. Casado intenta cortar por lo sano y Feijóo exige reflexión. Son dos maneras de entender cómo hay que encarar el futuro de un partido con serios problemas y Feijóo empieza a aclarar cuál es el suyo.
