Hagan el favor de trabajar

Es difícil de entender para los ciudadanos cómo es posible que las letras de Pablo Hasél, un joven cantante, o así autoconsiderado, tan zafio y bárbaro como irrelevante, protagonicen la vida política de este país durante días y generen esta violencia brutal.

Sentencia no unánime basada en una ley repugnante, cierto, pero poco más habría dado de sí si el segundo partido del Gobierno, el Unidas Podemos de Pablo Iglesias, no hubiera hecho una utilización vergonzante de la cosa, pura gasolina para intentar dañar al partido con el que ejerce el poder, porque gobernar, lo que se dice gobernar, cada vez lo hacen menos, en mitad de esta exasperante y agotadora batalla por imponer pura ideología.

Cansa y duele más porque la situación general del país es ya de por sí gravísima, tanto que necesita la unión de todas las energías posibles para acabar con la pandemia y salir, como mejor se pueda, de una crisis económica que se ceba, como siempre, con los más débiles de la sociedad. Basta ya de cobrar por redactar panfletos. Trabajen.