
La desvergüenza
Y adónde miraban los defensores de la institucionalidad, que han sido cómplices o como mínimo negligentes ante el abuso de las instituciones que ocurría ante sus ojos. Y aún ahora, ante las evidencias, encuentran excusas a ese abuso de poder
Sarkozy condenado, Rato procesado de nuevo, Juan Carlos I expatriado y de regularización fiscal en regularización fiscal. Hay días en los que la actualidad parece un castillo de naipes que se desploma. La ventaja de la democracia es que todo acaba sabiéndose. Pero es inevitable, en días como hoy, preguntarse por la impunidad en la que han creído vivir quienes imponían las normas a los demás. Y a dónde miraban los defensores de la institucionalidad que han sido cómplices o como mínimo negligentes ante el abuso de las instituciones que ocurría ante sus ojos. Y aún ahora, ante las evidencias, encuentran excusas a ese abuso de poder.
Muchos peligros acechan a la democracia, la desigualdad y la falta de esperanza son probablemente los más críticos. Y dentro de esa falta de esperanza en una vida mejor que se detecta en tantos jóvenes, convendría no pasar por alto la decepción con la política en general, con estos notables que la han usado en beneficio propio en particular y con el coro que les ha permitido actuar a su antojo. Ni un cambio de sede borra la corrupción, ni hay estabilidad institucional que pueda sustentarse en la desvergüenza.
