
Cataluña se desangra económicamente y sepulta ya del todo su imagen
No se trata ya ni de la libertad de expresión, ni de la frustración de una juventud que encadena crisis y desempleo ni de la falta de expectativas. Parece claro que lo que hay detrás de esta violencia es una estrategia política, o al menos es violencia alentada por algunas fuerzas políticas que optan a gobernar en Cataluña
Cadena SER
Este fin de semana ha vuelto a haber incidentes en las calles de algunas ciudades catalanas, especialmente en Barcelona. Allí los violentos llegaron a incendiar una furgoneta de la policía municipal. Es la violencia por la violencia, lo que empezó siendo una protesta por el encarcelamiento de un rapero ha derivado en violencia desbocada.
No se trata ya ni de la libertad de expresión, ni de la frustración de una juventud que encadena crisis y desempleo ni de la falta de expectativas. Parece claro que lo que hay detrás de esta violencia es una estrategia política, o al menos es violencia alentada por algunas fuerzas políticas que optan a gobernar en Cataluña. Este pasado sábado las juventudes de la CUP, formación que negocia su entrada en el gobierno catalán, aplaudía los ataques a través de las redes sociales.
Pero es que en la estrategia de descredito del cuerpo de los Mossos no sólo está la CUP, están también el resto de los partidos que negocian la gobernabilidad, Esquerra Republicana y Junts per Catalunya, y que tienen sobre la mesa, precisamente, la exigencia de la CUP de disolver la unidad de anti disturbios de los Mossos.
Y mientras atienden a las exigencias de los que insisten en una Cataluña irreal, la comunidad se desangra económicamente y sepulta ya del todo su imagen. A los comercios heridos de muerte por la pandemia solo les faltaba el vandalismo que les está dando la última estocada, y los que tendrían que estar trabajando y pensando en un gobierno fuerte que vuelva a situar a Cataluña en el punto en el que estaba antes de las irresponsables ensoñaciones independentistas, están entretenidos en cuestionar la labor de la policía.
Cataluña tiene delante grandes retos económicos y sociales tras la parálisis de los últimos años. Y si no quiere perder el tren de la recuperación tiene que ponerse a trabajar ya. Seguir perdiendo el tiempo en alimentar la llama de un proyecto frustrado puede tener terribles consecuencias.
