
¿Un VAR para el racismo?
"Este episodio debe ser investigado hasta el final y castigado debidamente. Porque, si el insulto se profirió y queda impune, será difícil después perseguir el racismo en las gradas si no lo segamos del terreno de juego. Y porque, si no ha sido así, tan grave sería proferir un insulto racista como inventárselo", la polémica del día de Isaías Lafuente
Ayer se produjo un incidente en el partido que enfrentó al Cádiz y al Valencia entre el valencianista Diakhaby y el cadista Cala. El primero acusó al segundo de haberle llamado “negro de mierda”, decidió abandonar el campo como protesta y fue secundado por todos sus compañeros en un gesto que caducó minutos después ante la posibilidad de ser sancionados por el abandono. El defensa del Cádiz negó el insulto y recibió el apoyo de su entrenador y de su club, que no dudan de su palabra. Tampoco lo hacen los compañeros y el club del presunto ofendido.
La escena constata cosas repetidas en el futbol. La fundamental: que el diagnóstico de la verdad pocas veces supera el tamiz de los colores. Y eso, que en cualquier otro lance del juego puede darse por descontado, no debe minimizarse cuando nos enfrentamos al racismo. Este episodio debe ser investigado hasta el final y castigado debidamente. Porque, si el insulto se profirió y queda impune, será difícil después perseguir el racismo en las gradas si no lo segamos del terreno de juego. Y porque, si no ha sido así, tan grave sería proferir un insulto racista como inventárselo. Y aquí, sin necesidad de VAR, parece claro que una de las dos cosas sucedió.
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