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"He llegado a oír que qué son unos pocos huesos": exhumación de la fosa de Almagro

Los trabajos de exhumación se prolongarán en la fosa de Almagro durante todo el mes de mayo. Los restos humanos encontrados pasarán al laboratorio, se tomarán muestras de ADN a los familiares. Los restos identificados serán entregados a los familiares que así lo deseen. Los demás cuerpos volverán a ser enterrados con la dignidad que merecen

"Poner una fila y 'ta-ta-ta'. eso tiene que ser muy duro, creo yo": Exhumación de la fosa de Almagro

"Poner una fila y 'ta-ta-ta'. eso tiene que ser muy duro, creo yo": Exhumación de la fosa de Almagro

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Madrid

Que qué son unos pocos huesos, he oído yo a gente. Pues esos pocos huesos ojalá que ellos los tuvieran ahí a ver si tenían ganas de sacarlos, los huesos de sus padres o sus familiares, como yo tengo muchas ganas. Vamos, pensar yo que cuando mi madre y mi hermano pusimos una lápida tan hermosa y que mi padre estuviera tirao como un perro en un barranco… Para mi esto es lo más grande que puede pasarme en la vida, lo más”, dice Regina Robledo Masegosa, vecina de Puertollano, hija de Emilio Robledo Romero, campesino de Almagro fusilado el 11 de noviembre de 1939.

Acabando el mes de marzo de 1939, las tropas sublevadas y el ejército de ocupación avanzaron por la provincia de Ciudad Real. Pueblo a pueblo se fue activando la maquinaria represiva, en la mayoría de los casos disfrazada de legalidad bajo el amparo de juicios sumarísimos apresurados y sin garantías jurídicas para los procesados. Sólo en los últimos siete meses del año 1939 se fusilaron a 1057 personas en toda la provincia.

“…que decía muchas veces mi madre – Así hubiera muerto en la guerra – Porque en la guerra él tiraba y a él le tiraban. No es lo mismo que poner una fila y ta-ta-ta-ta-ta-ta. Eso tiene que ser un poco duro, creo yo", cuenta Recuerdo Golderos, vecina de Miguelturra. Hija de Roque Golderos Cañizares, jornalero de Valenzuela de Calatrava, fusilado el 10 de mayo de 1940.

Trabajos de exhumación en la fosa de Almagro / Severino Donate

El Archivo General e Histórico de Defensa es el punto de partida

“Aquí tenemos el proceso sumarísimo contra Faustino Moraga. Entre las acusaciones que sirvieron para condenarle a muerte, podemos leer el informe de Falange, que dice: “Faustino Moraga, socialista antes del glorioso Movimiento Nacional, después del alzamiento se hizo comunista, hizo propagando roja insultando la causa nacional, formó parte de la directiva comunista”. Firmado por el jefe local de Falange el 18 de abril de 1939. O el elaborado por el alcalde de la localidad, que dice: “El individuo al que se hace referencia, es persona que goza de unos antecedentes morales pésimos. En cuanto a los antecedentes políticos, peores, habiendo tomado parte en todos los robos y expropiaciones que se han llevado a cabo en este pueblo” Es cierto que estos procesos también recogen la voz del acusado, pero son palabras mediadas por el contexto en que fueron recogidas por presiones de todo tipo que condicionas cada una de las respuestas”, explica Alfonso Villalta, profesor del departamento de Antropología social y cultural de la UNED y coordinador de Mapas de Memoria.

La hija menor de Faustino Moraga se llama Faustina por el padre, fusilado el día de San Juan de 1939. Tres meses después, su madre, Nieves, murió debajo de un almendro. Había salido a rebuscar uvas para llevar algo que comer a casa. Sus cuatro hijos fueron sorteados entre los hermanos del padre. Faustina apenas tenía dos años. “Como era la más chica, no me quería nadie. Hasta que una tía dijo, dádmela a mí. Si se muere, se muere y si la salvo, la salvo”. Habrían de pasar algunos años hasta que Faustina descubriera que quienes llamaba madre Lola y padre Ángel, eran sus tíos y que su padre había sido fusilado.

El equipo de investigación de Mapas de Memoria, bajo el amparo científico y académico de la Universidad Nacional de Educación a Distancia y con el apoyo de la Diputación de Ciudad Real, ha cartografiado 53 fosas. Según documentación contrastada, en ellas deben estar los cuerpos de las 3.457 personas asesinadas durante la posguerra.

La fosa de Almagro llegó a contener 70 cuerpos

La fosa de Almagro llegó a contener 70 cuerpos. Cuarenta y dos víctimas fueron enterradas en la parte católica del cementerio. El resto acabó bajo la tierra de un corral de paredes encaladas de nueve metros de largo por cinco de ancho, que les separaba de los otros muertos.

Recuerdo Golderos, vecina de Miguelturra, hija de Roque Golderos Cañizares, jornalero de Valenzuela de Calatrava, fusilado el 10 de mayo de 1940 / Severino Donate

“Esto está totalmente al margen. Esto está diseñado para nonatos, gentes que se suicidaba, que según la época no podían estar en tierra santa. Y después de la guerra, en la posguerra fue cuando empezaron a meter aquí a personas que habían fusilado, supuestamente del bando rojo”, señala Domingo Ruiz es el sepulturero de Almagro.

“El lugar donde está ubicada la fosa que estamos abriendo con 28 cuerpos, se le llamaba limbo porque era el espacio físico donde la iglesia condenaba a las personas que no se confesaban. Era el espacio de los condenados. De hecho, se llamaba limbo, pero también el cuarto de los desgraciados, cuartillo, corral. También se le llamaba cementerio civil, pero eso es un eufemismo, porque esto es una cuadra. Limbo también es la situación en que han estado muchos familiares que no sabían a dónde acudir para encontrar información sobre sus seres queridos: Limbo también es la situación en la que los investigadores nos encontramos, porque son lugares marginales donde ha anotaciones en los libros de cementerios, en los registros civiles o en los archivos militares. Y limbo también es el espacio intersticial, marginal donde se encuentra un desparecido, que es una persona que no está ni en el mundo de los vivos ni en el mundo de los muertos porque no ha tenido un ritual funerario”, añade Jorge Moreno, doctor en antropología social y cultural de la UNED, director de Mapas de Memoria.

Una de las principales fuentes de información de los investigadores, el libro de enterramientos. En el ayuntamiento de Almagro consultamos un libro de registro de cementerios encuadernado en verde con anotaciones a mano que van desde 1932 a 1966. El Archivo General e Histórico de Defensa, los archivos civiles y los libros de cementerios son fuentes de información clave que guía a los investigadores.

Arqueólogos, antropólogos forenses y sociales, historiadores y restauradores, apoyados por la dirección General de Memoria Democrática y coordinados por el departamento de Medicina Legal de la Universidad Complutense, trabajan desde hace más de dos semanas en la exhumación de los cuerpos enterrados de la fosa de Almagro. En el momento de realizarse este reportaje, ya se han localizado varias tumbas:

“Hemos podido identificar a nivel de superficie once zonas que podrían ser once sepulturas posiblemente. Están todas bien organizadas y hemos encontrado varios individuos en varias tumbas por separado”, apunta Nicholas Márquez-Grant, antropólogo y arqueólogo forense de la Universidad de Cranfield, en el Reino Unido.

Exhumaciones sin rigor científico

“Hemos encontrado ya las primeras evidencias de lesiones que tienen signos de violencia y que son compatibles con lesiones por arma de fuego. En concreto hemos encontrado un orificio de salida en el cráneo de un individuo compatible con una lesión por arma de fuego", señala por su parte María Benito, antropóloga forense y directora del proyecto de investigación y recuperación de las víctimas de la posguerra en la fosa de Almagro.)

Fueron muchas las familias de los asesinados que, señaladas por las autoridades del régimen, marcadas por el entorno y acuciadas por la pobreza, tuvieron que dejar su tierra. Ese fue el destino de la mujer y los hijos de Sofío Alcaide López, alcalde de Pozuelo de Calatrava. Se subieron a un tren y llegaron hasta Barcelona.

Años después, todavía en tiempos de dictadura, el hijo de Sofío, acompañado de su esposa, Amparo, hizo el camino de vuelta a Ciudad Real siguiendo las pistas de su cuerpo. Preguntaron a vecinos de Almagro, pero nadie les sabía o les podía decir dónde estaba su padre. Hasta que un hombre que escuchaba cerca les preguntó qué querían. Y fue ese hombre quien los llevó a escondidas hasta una puerta. Entraron sin que les viera nadie y Sofío pudo llorar a su padre.

Durante décadas, la puerta de la fosa de Almagro permaneció cerrada. Era un lugar vedado del que sólo se hablaba en la intimidad de los hogares y al que los hijos de los fusilados se asomaban por la cerradura a escondidas.

En el registro de enterramientos hay 28 nombres. Según testimonios recogidos en el libro “Todas las fosas de posguerra en Ciudad Real”, el cuerpo del maestro de Almagro, Alberto López, fue exhumado en los años 60 por su hijo, con ayuda del enterrador y un pico, previa mediación de un cura al que había prometido pintar un cuadro de San Bartolomé. La hija de Honorio Calzado, peluquero de Bolaños, también asesinado en Almagro y arrojado a esta fosa, sacó sus restos en 1977.

Aquellas exhumaciones se hicieron movidas por el dolor, pero sin rigor científico. Ahora se trata de saber si se hicieron correctamente y encontrar los restos de los otros 26 desparecidos.

La exhumación de la fosa de Almagro comenzó con el empuje de los familiares de cuatro de las víctimas. Durante los últimos días, resultado de la investigación y de la divulgación de los nombres y los trabajos en marcha, se ha acelerado la aparición de personas con parentesco con más de veinte de las víctimas.

“Como allí no podían llorar, pues ella estuvo toda la noche sentá’ tirándose repizcos"

Cuatro de los hombres fusilados en las tapias del cementerio de Almagro eran vecinos de Valenzuela de Calatrava. Y el equipo de Mapas de Memoria se desplaza hasta el ayuntamiento para buscar posibles descendientes en el registro civil. Revisan un viejo libro de defunciones y nacimientos con anotaciones a mano de finales del siglo XIX y principios del XX. Ángel Luis Ruiz lleva en mano las plantillas de los árboles genealógicos de los fusilados, en algunos casos, sólo con el nombre de la víctima, al que va añadiendo ramas según la búsqueda vaya avanzando.

Uno de los cuatro vecinos de Valenzuela de Calatrava se llamaba Roque Golderos Cañizares. Tenía 26 años cuando fue fusilado el 10 de mayo de 1940. Su hija, Recuerdo Golderos, vive en el pueblo de Miguelturra.

Roque había sido delatado por un vecino. A su madre la habían encarcelado por, supuestamente, hacer de correo para un hermanastro preso. Acabada la guerra, coincidieron en la cárcel de Almagro; su padre, Roque, su madre, Josefina y su hermana, la última hija del matrimonio. Una noche dieron aviso a Josefina. Se iban a llevar a su marido para matarlo. Podía verlo marchar, pero no debía gritar ni llorar. “Como allí no podían llorar, pues ella estuvo toda la noche sentá’ tirándose repizcos, que cuando amaneció tenía el cuerpo negro como el pez de tirarse repizcos, porque ella lo vio de sacarlo. Y mi padre siempre decía - No lo harán porque yo no lo he hecho - Quería decir que no le matarían porque él no había matado a nadie”

Los trabajos de exhumación se prolongarán en la fosa de Almagro durante todo el mes de mayo. Los restos humanos encontrados pasarán al laboratorio, se tomarán muestras de ADN a los familiares. Los restos identificados serán entregados a los familiares que así lo deseen. Los demás cuerpos volverán a ser enterrados con la dignidad que merecen.

Severino Donate

Severino Donate

Llegó a la SER en 1989. Ahora hace reportajes.

 
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