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Festival Málaga | ENTREVISTA

Vicky Luengo: "Soy la misma actriz de hace cuatro años, simplemente ahora se me ve más"

La actriz, conocida para el gran público por su papel en la serie 'Antidisturbios', presenta dos películas en el Festival de Málaga y continúa con la gira de 'Principiantes', la función teatral de Andrés Lima

Vicky Luengo presenta en Málaga la película 'Chavalas' / Juan Naharro Gimenez/Getty Images

Málaga

Vicky Luengo (Palma, 1990) habla con la serenidad de quien tiene las cosas claras. No titubea. Solo duda si cree que no tiene una opinión cualificada sobre un tema. Eso también es operar con convencimiento. En la terraza del hotel donde se alojan los artistas en el Festival de Málaga, disfruta de la tranquilidad y el día de descanso que ha tenido entre la presentación de 'El sustituto', el thriller caza-nazis de Óscar Aibar, y 'Chavalas', la comedia dramática de la debutante Carol Rodríguez Colás. En esta última, Luengo interpretra a una joven fotógrafa snob que vuelve al barrio humilde donde creció con una mochila de frustraciones. En el último año, la actriz ha despuntado para el gran público con su papel en 'Antidisturbios', varias películas y la obra de Andrés Lima con la que está recorriendo España. Casi veterana del teatro -empezó muy joven sobre las tablas-, las funciones la conectan cada día con la esencia del oficio y vive este momento dulce de exposición con la calma y naturalidad de una currante a la que no deslumbran los focos.

Segunda película a concurso en Málaga, vienes del teatro… ¿estás preparada para el titular de actriz de moda?

-Risas- Lo agradezco, pero no me gusta mucho esa de actriz de moda porque eso significa que un día pasaré de moda. Pero es cierto que estoy en un momento profesional muy dulce y estoy muy agradecida e ilusionada.

Este personaje de ‘Chavalas’ tiene su punto antipático, ¿es más difícil construirlo que uno simpático?

Durante el proceso de creación le estuve dando muchas vueltas a esto, tengo miedo de que el espectador no vaya con ella, no viaje con ella, porque le caiga mal. Pero luego me parece bien eso, no me gusta endulzar los personajes para que el espectador los compre sin más. Creo que es más bonito hacerles crudos, tal cual son, y si el espectador te tiene que comprar, que te compre así. Una de los conflictos de Marta, mi personaje, es que tiene una inmadurez muy grande. Al principio de la película, es alguien que no asume quien es, rechaza su pasado, su familia y su origen, eso la hace ser antipática. Lo bonito es la transformación que hace, se va aceptando a ella, y el espectador la va aceptando a ella en la medida que ella acepta su entorno.

La película habla de las expectativas y cómo gestionar la frustración, ¿las expectativas es culpa de quien las tiene o de un sistema que no funciona para una generación?

Es un poco las dos cosas. La película habla un poco del techo de cristal, de todos los jóvenes que han estudiado para dedicarse a lo que les fascina o desean y no pueden hacerlo porque hay falta de oportunidades o lugar para ellos. Y luego, me gusta mucho, fue una de las cosas que me interesó el guion, es cómo se lidia con el fracaso. Hemos crecido en una generación, a mí me pasaba y a mucha gente a mi alrededor, diciéndonos que somos especiales, que vamos a poder hacer lo que queramos… Y de repente, cuando te haces adulto, te levantas un día y te das cuenta de que no eres especial, no más de lo que es cada uno por sí solo. Pero que no eres más especial que nadie ni estás tocado por una varita mágica, el día que te das cuenta que esa varita no existe, te da una frustración horrible. Una de las cosas que quería contar era eso, hablar de eso, que es lo que me pasa a mí, que tengo esa sensación del síndrome de la impostora. Pienso que un día me van a pillar. No sé si es un error educar a la gente así, no me atrevo a juzgarlo, ni soy madre, pero sí es verdad que genera unas expectativas que luego hace más difícil lidiar con el fracaso.

También habla de las máscaras que nos ponemos, esto también puede ser generacional, ¿el hecho de ser actriz ayuda, entrar y salir de personajes? El usar los personajes de terapia

No, no hago nunca eso, de hecho, no beneficia, incluso te va peor. Los actores -quien diga que no me parecería extraño- tenemos una sensación constante de estar expuestos, y eso hace que el ego sea mayor y que estés pendiente, más de lo que nos gustaría, de la opinión externa, de lo que va a decir la gente. Si te generas una máscara, es más por protección que no tanto para encandilar o brillar más.

¿Te ha servido todo el tiempo que llevas en el teatro para gestionar las expectativas?

Una de las cosas que me ha dado el teatro ha sido aprender las bases de este oficio. El teatro te da el sentimiento de troupe, el sentimiento de equipo, el sentimiento de darte cuenta de que no eres más importante que nadie, no eres más que el hacer el sonido, el figurante 17 o el protagonista número uno. Todos juegan el mismo papel, lo importante es que rememos todos en el mismo barco, en la misma dirección, para que un proyecto tenga alma al menos. Estoy viviendo este momento de mi vida con mucha gratitud, estoy muy contenta, pero sigo siendo la misma actriz que era hace cuatro años, simplemente es que mi trabajo se ha visto más. No soy esa actriz de moda, soy la misma pero la gente no lo había visto, y ahora pues se me ve a mí, y en dos años se verá a otra. Creo que el teatro es una especie de ducha que me regresa cada día a lo que me hizo empezar.

¿Por qué te mantiene conectada permanentemente con el público? El cine y las series tienen una exposición más mediática, entras en una burbuja

También es depende de cómo lo vivas. Ahora con la gira de ‘Principiantes’, la función de Andrés Lima, empiezo tumbada en el suelo. El otro día abrí los ojos un segundo y dije, pero toda esta gente que está aquí, qué maravilla. Hay algo como de presente, no sé si es tanto una burbuja, como que el audiovisual estás cuando ruedas y la promoción no la puedes controlar, mientras el teatro siempre está en tus manos. Eso me da paz, me podría generar angustia, pero me da paz porque lo controlo yo.

Y ese síndrome del impostor que también sufre tu personaje en ‘Chavalas’ y lo ejecuta en Instagram, ¿cómo vives tú esa relación con las redes sociales?

Intento vivirlo poniendo consciencia. Soy plenamente consciente de lo que generan las redes, de lo que enseñó, que no siempre es lo que estoy viviendo. Las uso pero no comparto excesivamente mi vida, soy un poco recelosa de mi intimidad. Es ser consciente de que lo que enseñas en redes no siempre es tu vida y lo vivo a veces con cierto debate. Me gusta defender unos valores y luego me veo a mí misma cayendo en el fraude de ellos. Intento cuidarme, ser consciente y cuando traspaso una línea que mi juicio moral y personal no lo permite, pues digo, Vicky, esto no. No lo hago más. Tampoco trato de juzgarme mucho, ni darle muchas vueltas a la cabeza, porque lo de las redes sociales es algo que no es verdad. Me gusta más esta conversación que toda esa parafernalia.

Pero sí pueden ser un peligro, o al menos un riesgo. Para la profesión, al vincular trabajos a número de seguidores o reproducir ciertos patrones, por ejemplo, de belleza

Sí, ahora están las redes sociales que lo pueden condicionar, pero creo que esto ha estado toda la vida un poco así. Si pensara en eso, me haría el harakiri. A mí me ha funcionado el trabajar, el ser perseverante, el currar, el confiar en lo que hago, arriesgarme, fallar… Manténte ahí y si alguien un día me dice que no porque no tengo suficientes seguidores en Instagram, Ok. No me voy a enfadar ni colocarme en contra de eso porque al final lo que me pasa es que si el proyecto me gusta, me da igual que la persona tenga un seguidor o 70 millones. Hay actores maravillosos sin Instagram y otros con muchos. Lo que intento es no poner la atención ahí, sé que existe pero mi carrera no va a depender de eso.

¿Eres chica de barrio? La película habla de la pertenencia, la comunidad, el clasismo con zonas periféricas… y la ‘expulsión’ de barrios por alquileres desorbitados

Yo he vivido toda mi vida en un barrio, en una casa en entresuelo y éramos cinco personas en casa, mis dos abuelos, mi madre, mi hermano y yo. Mis abuelos son andaluces, toda la vida cuando sonaba el teléfono, gritaban ¡Victoriaaaa! ¿Quéeee? ¡Coge el teléfono! Vengo de un lugar maravilloso, yo nunca he renegado de eso. Amo a mi madre, es mi santa patrona, nunca he negado eso. Pero una de las cosas que me gusta de la película es que, la directora y la guionista, que son las dos del barrio de Cornellà, me explicaron desde el principio que querían hacer una película que no estigmatizara al barrio. Me pareció muy interesante porque estamos acostumbrados a ver en ficción que siempre que se retrata a un barrio, se ponen clichés de la drogadicción, la violencia, la delincuencia… Esto no contaba eso. Me parecía bonito formar parte de esa visión de retratar un barrio periférico de una ciudad sin estigmatizarlo.

¿Qué te ha dado Laia Urquijo -su personaje en ‘Antidisturbios’-? ¿Qué pensaste cuando leíste el guion? La presentación de tu personaje es una de las mejores de la historia de la ficción española…

Es súper heavy, cuando leí los guiones, me dijeron: Rodrigo Sorogoyen quiere que lo hagas tú pero quiere comer contigo antes y conocerte. Yo estaba cagada, había hecho dos casting y pensaba, ahora me va a echar. Otra vez el síndrome del impostor. Me pasaron los guiones para que me los leyera y pudiera hablar con él. Cuando leí ese inicio, me pareció la mejor presentación de personaje que había leído en mi vida, tampoco es que haya leído tantas -risas-. Me parece que Isabel Peña, Rodrigo Sorogoyen y Eduardo Villanueva son tres cracks. Es una locura cómo están escritos los guiones de ‘Antidisturbios’, me siento afortunadísima de que me tocara ese personaje. Me parece que Laia Urquijo era -¡tengo que decirlo en pasado, qué pena!- era una mujer maravillosa, con grises, que hace 17 cosas bien y siete, fatal, que se equivoca… Me encantó hacerlo, interpretarlo y ahora, a toro pasado, digo: qué suerte tuve. No infravaloro mi esfuerzo y todo lo que he trabajado para llegar ahí, y seguramente si no hubiera currado tanto antes no hubiera estado preparada para cuando me llegó, pero qué suerte. Es también suerte porque no hay tantos castings que te permitan entrar en un proyecto tan fascinante. Y con esos guionistas, el 70% de Laia Urquijo ese el guion, yo me dejé la piel rodando eso, puse mi alma y con Rodrigo creamos un personaje que me fascinó. ¡Sin maquillar, pues venga! Coleta para atrás. Cuando rodé el primer plano, me dijo Rodrigo: ven a verlo, a mí me flipa, pero es fuerte. Cuando me vi con el gran angular y esa cara, qué espanto, pero dije, vamos de cabeza. Trabajar con gente tan buena que te permita crear de esa manera es alucinante y me llevo un grupo, unos amigos, son de los mejores creadores de este país.

Decías lo de la escala de grises, ¿hemos trascendido ya lo de mujer fuerte o débil en la ficción?

Deberíamos dejar de preguntar eso. El otro día alguien, con mi personaje en la película de ‘El sustituto’, me dijo es una mujer fuerte. Pero, ¿en qué te basas? Nadie es fuerte, ni tú ni yo, todo el mundo es fuerte a ratos, débil a ratos, fallo, a veces gano. Dejemos de celebrar de manera falsa que hay mujeres fuertes en la ficción. Eso, con todos mis respetos, me parece una celebración muy absurda y simplista. Lo que hay que celebrar es que haya mujeres reales en la ficción capitaneando proyectos. Para que sean mujeres reales no tienen que ser siempre fuertes. La mujer es igual de válida y de importante cuando es débil. Y parece que las mujeres solo podamos capitanear proyectos, o ser protagonistas, cuando somos fuertes, y eso es seguir estigmatizando a la mujer y colocarla en un lugar que no toca. El día que pueda dejar de celebrar que las mujeres protagonicemos la ficción, pues será que hemos llegado a una igualdad. No tengo interés en hacer mujeres exclusivamente fuertes, porque eso seguirá sin ser una representación de mujeres reales.

En los últimos años, que has trabajado más en cine y tele, ¿se ha notado el efecto del movimiento feminista con más mujeres escribiendo y dirigiendo? Esta película de Carol Rodríguez Colás, que decías que sabían de lo que hablaban, Belén Funes con ‘La hija de un ladrón’…

No tengo una respuesta absoluta sobre esto. Como respuesta, te hago una pregunta, ¿no será simplemente que hay más mujeres que crean y se les da voz? Como hay más mujeres que se les está permitiendo crear y estar de capitanas en proyectos, a lo mejor lo que ocurre es que las hay y ahora se las ve. Evidentemente lo noto, noto esta mejoría y espero que vaya a más.

¿No te faltan proyectos en el horizonte, no?

No. Estoy girando con la obra de teatro de Andrés Lima, este verano ruedo una película que me flipa y me fascina, no me dejan decirlo porque no se han publicado aún, pero la ruedo en Cataluña, tengo una función de teatro para inicios del año que viene, y estoy preparando también la nueva película, después de muchos años, de Rafa Cortés. Es un proyecto en Mallorca, que es donde nací y me hace muchísima ilusión. Tengo muchas cosas y estoy muy contenta e ilusionada.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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