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Agustí Villaronga: "Se me ha pasado el arroz para triunfar, pero he triunfado a mi manera"

El director mallorquín gana la Biznaga de oro y otros cinco premios más del Festival de Málaga con El vientre del mar

Agusti Villaronga recibe la Biznaga de Oro / Juan Naharro Gimenez Getty Images

Málaga

A lo largo de su trayectoria Agustí Villaronga ha conseguido 3 premios Goya: al mejor guion original por El niño de la luna en 1990 y al mejor guion adaptado y a la mejor dirección por Pa negre en 2011. Ha ganado también 4 premios Gaudí del cine catalán; un Ariel en México y muchos más reconocimientos internacionales.

Y ahora, a sus 68, cuando, según sus palabras “se le ha pasado el arroz para triunfar” ha puesto patas arriba el palmarés de la vigésimo cuarta edición del Festival de Málaga con su última película, El vientre del mar. El largometraje ha obtenido en total 6 galardones, entre ellos La biznaga de Oro a la mejor película; la de plata al mejor director y la de mejor guion adaptado. Tres de una tacada para Villaronga.

Trailer El Vientre del mar

El film está basado en la novela de Alessandro Baricco Océano mar en la que se cuenta un hecho que sucedió el 2 de julio 1816: el naufragio frente a las costas de Mauritania de la fragata Méduse. 150 hombres, que no tenían sitio en los botes, vagaron por el mar en una pequeña balsa que habían construido. Un hecho que inspiró el famoso cuadro de Théodore Géricault La balsa de la medusa.

Sin embargo, Agustí Villaronga ha querido dar a su película un significado más actual: “Dos siglos después sigue habiendo estos naufragios. Desgraciadamente los tenemos a la orden del día, pero ahora no tenemos que ver solo el naufragio de gente rodeada de agua, sino que es un naufragio mucho más generalizado. Puede ser en el mar o en una frontera o en una guerra o en un cataclismo natural. Yo creo que mi película habla de cómo el destino se impone a las personas abocadas ante situaciones muy difíciles”, dice.

Agustí Villaronga y los protagonistas de El vientre del mar / Alex Zea/Festival de Málaga

El vientre del mar forma parte de ese cine nada convencional y arriesgo que salpica la filmografía de Agustí Villaronga. “A mí me recuerda mucho a Aro Tolbukhin: en la mente del asesino, un film del año 2002”, explica. “Esa es una película en cierta medida arqueológica porque hay diferentes capas, distintas maneras de filmar. En El vientre del mar una de las cosas que me atrae mucho es la narrativa compleja que tiene al utilizar elementos literarios y elementos teatrales. Me gusta contar historias de una manera no convencional”, explica.

Agustí Villaronga nació en Palma de Mallorca el 4 de marzo de 1953. Su padre, que era cartero, le inculcó la pasión por el cine. “Se quedó huérfano muy pronto. Llegó a Mallorca porque una señora le acogió. A los trece años se fue a la guerra. Y en uno de sus diarios que escribió en el frente y que yo encontré años después, describía su pasión por el cine. Cuando yo era niño coleccionaba con mi padre cromos de películas. Sin duda todo eso influyó en mí porque a los 14 años ya quería ser director de cine”, recuerda el director.

Una vocación cinematográfica que ratificó estudiando con los jesuitas. “Un cura hizo unos cursos sobre el cine de Rossellini en el colegio”, nos cuenta. “Vi un tipo de cine totalmente distinto al que yo veía en aquellos años en Mallorca. Ese curso de cine me abrió definitivamente las puertas a mi vocación. Cuando acabé el colegió, con diecisiete años, escribí una carta a Roberto Rossellini para que me dejara trabajar con él. Me respondieron diciendo que era demasiado joven y que me formara en la Universidad. Fui a Barcelona, me matriculé en Geografía, Historia y Arte. También intenté ir al American Film Institute en Los Ángeles, pero no conseguí la beca”.

Rueda de prensa de El vientre del mar en el Festival de Málaga / Alex Zea/Festival de Málaga

Es cierto, Agustí Villaronga no tuvo una formación estrictamente cinematográfica, pero la fue adquiriendo trabajando en el mundo del cine y del teatro. Ha sido actor, ha confeccionado vestuario, en la dirección de arte… “Fue un bagaje muy bueno. Con Nuria Espert estuve dos años y medio de gira por todo el mundo. Nos venían a ver gente como Mía Farrow, Peter O’Toole o Anthony Quinn. Son cosas que te abren la mente. Yo veo ahora a la gente del ESCAC (La Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña) que sale muy preparada. En mi época no había dónde estudiar cine”, añade.

Agustí Villaronga debutó en la dirección cinematográfica con treinta y tres años y con una película que, además, causó un enorme impacto: Tras el cristal. “Era completamente distinta a lo que se estaba haciendo en España. Se presentó en el Festival de cine de Berlín y levantó una gran polémica. Además, estrenamos en Estados Unidos antes que en España. Fue una película que a mí ya me colocó como un director “raro”. Se me adjudicó esa etiqueta”, recuerda.

Su segunda película, El niño de la luna, fue seleccionada para la sección oficial del Festival de Cannes en 1989. “Fue como si me echaran a la jaula de los leones”, confiesa. La película no funcionó del todo bien y Villaronga permaneció cerca de 6 años sin hacer ninguna película.

“Estuve mucho tiempo fuera de circulación. Trabajé haciendo pasteles hasta que lo dejé porque tuve una hepatitis”. La productora Isona Passola me rescató para que hiciera una película basada en una novela de George Simenon, El pasajero clandestino, que se rodó en la Polinesia, un film que a mí no me gusta mucho, la verdad. Hay películas mías que las considero prescindibles, sin embargo, hay otras que las tengo un gran cariño”, confiesa.

Luego vendrían títulos como El mar, Pa negre e Incierta Gloria, films que abordan la guerra y la postguerra civil española. “Más que la Guerra Civil española en concreto me interesa el tema de la guerra en general. El hecho de que el destino de las personas, sobre todo de las que son muy jóvenes, casi niños, estén abocados al desastre más absoluto. El mar tenía muchas ganas de hacerla, pero Pa negra fue una película de encargo e Incierta gloria igual”.

Y así seguirá, haciendo películas de encargo porque sabe que El vientre del mar, a pesar de los premios, no va a romper taquillas. “Yo no sé el mundo por dónde irá. Creo que las salas están en peligro y que las plataformas dedican más tiempo al ocio que a la cultura. Yo por lo que siempre voy a luchar es por seguir haciendo películas. Unas más convencionales, si me las ofrecen y otras, si puedo meter un poco de mi estilo por ahí, también. No voy a pensar en el futuro. No puedo pensar en más allá porque no está en mis manos”, termina diciendo. De momento, el presente le ha deparado 6 premios para su película El vientre del mar en el Festival de cine de Málaga.

Elio Castro

Elio Castro

Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo por la Universidad Autónoma/El País. Periodista...

 
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