Sin amparo legal para la comunidad de vecinos a los que instalaron 38 cocinas fantasma

Madrid

El pasado 29 de julio salió a la luz la nueva normativa en Madrid que limita el tamaño de las cocinas fantasma en zonas residenciales. Estos locales no podrán superar los 350m² (lo que equivale a unas seis cocinas) y deberán tener un aparcamiento interior para hacer el reparto.

El objetivo es que estos fogones sin camareros ni comensales, destinados únicamente al reparto a domicilio, se instalen en polígonos industriales para no causar molestias.  

Las características de las próximas cocinas fantasma distan mucho de las del caso extremo que Código de Barras documentó en enero de este año: nuestra compañera Aida Bao se trasladó a un patio de vecinos del centro de la capital. Allí comenzaban las obras de lo que se convertiría en una mega estructura dedicada al delivery: en total estaban construyendo hasta 38 cocinas fantasma de 1000m² y una chimenea de siete pisos de altura.

Cuando se grabó el reportaje, la obra ya estaba creando problemas de humedad en los hogares, donde viven 50 familias. Los vecinos nos trasladaron sus preocupaciones respecto al ruido y la contaminación que iba a suponer la llegada de al menos 2850 motoristas al día una vez estuviese todo funcionamiento. También denunciaron los malos olores que traen los 24 cubos de basura instalados a las puertas de la comunidad vecinal. 

Este es un problema que afecta a más ciudades del país. Aunque es una buena noticia para que una construcción así no se vuelva a repetir en Madrid, los vecinos del barrio aún están a la espera de saber qué ocurrirá con su caso. El efecto inmediato de la nueva norma es la suspensión de la concesión de nuevas licencias, pero a las que ya estaban admitidas no les afecta la medida.

Hemos vuelto a contactar con Hortensia, vecina que participó en el reportaje, para que nos actualice la situación. De los 38 fogones, cuenta que ya deben de haber abierto dos o tres. Los demás están a la espera de poder funcionar con un fuerte grupo de abogados a su disposición. Hortensia reconoce que ante esto los vecinos se sienten indefensos.

 Consideran que la nueva medida no basta. Para ellos lo justo hubiese sido que la norma afecte también a las que ya están terminadas y por lo tanto causando problemas. Lo que más les preocupa es la seguridad, ya que hace poco se originó un cortocircuito al que tuvieron que acudir los bomberos. Mientras tanto, continúan luchando para que la ley les ayude.