Las licencias obtenidas por la empresa de la mujer de Carlos Fabra superan los mil millones de pesetas
Según las estimaciones de los expertos del sector
Madrid
El valor de las once licencias de Artemis 2000, la empresa de la esposa de Carlos Fabra, María Amparo Fernández, la esposa de Fabra que carece de experiencia en el sector según ha reconocido ella mismo ante la juez de Nules, y de la ex mujer del empresario denunciante Vicente Vilar, sobrepasaría los mil millones de pesetas, según varios expertos.
Los mismo expertos consultados añaden que varios productos de Artemis y Naranjax han arrasado el mercado más importante de España en el sector: el litoral mediterráneo.
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Además, estos productos, como Abac, Zeus, Zambu, Procit, Dilan o Cirox entre otros, han acaparado una gran cuota de mercado al venderse a un precio muy inferior al de sus competidores directos.
Vilar ha asegurado ante la juez de Nules que Carlos Fabra y él acordaron poner Artemis a nombre de sus esposas pero que en realidad era de ellos y que esta empresa y Naranjax obtenían sus licencias de productos fitosanitarios gracias a la mediación de Fabra ante los Ministerios de Agricultura y Sanidad, a cambio de sumas millonarias que se pagaban en negro o a través de Artemis 2000 y Naranjax.
Carlos Fabra ha reconocido en su declaración ante la juez que visitó ambos ministerios acompañado de Vilar y otros diputados del PP. Después de esas reuniones, durante los años 2002 y 2003, Artemis, según consta en la página web del Ministerio de Agricultura, obtuvo las licencias de los 11 productos fitosanitarios.
PRECIO DE LAS LICENCIAS
Por otra parte, María Amparo Fernández afirma en su declaración judicial que pagó 250.000 pesetas para la constitución de la empresa, pero tanto ella como la ex mujer de Vilar, Montserrat Vives, sostienen en su declaración que no han realizado ningún gasto más en Artemis 2000. Sin embargo, para obtener del Ministerio de Agricultura las 11 licencias de fitosanitarios tuvieron que desembolsar entre 300.000 y dos millones de pesetas por cada producto en memorias técnicas y analíticas.
Las dos socias, María Amparo Fernández y Montserrat Vives, dicen que no realizaron gasto alguno a pesar de ser copropietarias. Vives incluso confesó a la juez que desconocía el domicilio social de la empresa y que ella, como administradora, no había hecho nada en Artemis.
Vicente Vilar afirmó a la juez que era él quien realizaba los pagos y que su esposa y la de Fabra sólo figuraban en la empresa como tapadera de los verdaderos propietarios y beneficiarios de la gestión: él mismo y Carlos Fabra Carreras.